Todos conocemos a Casper, ¿no?. El fantasmita que se quedó en la tierra para acabar sus asuntos pendientes...

Digamos que esta película es como Casper, pero para mayores... una joven médico tiene un accidente de coche y decide quedarse en el mundo de los vivos para hacerle imposible la vida al inquilino de la que fuera su casa. No lo hace por gusto, resulta que tras el accidente perdió la memoria, y ni siquiera sabe que es una fantasma...

Esta fantasma es Elizabeth (Reese Witherspoon), y se caracteriza porque antes de serlo apenas tenía vida social, por lo que nadie en el mundo además de su familia parece echarla de menos, y además era maniática del orden y la limpieza, algo que sigue manteniendo mientras está entre la tierra y el cielo, y que hace que aparezca de vez en cuando para echar alguna que otra charla.

El pobre inquilino atormentado es David (Mark Ruffalo), un hombre normal, que tras la pérdida de su mujer intenta rehacer su vida en un precioso piso, que resulta que tiene una dueña que no parece querer que nadie lo habite (y menos sin usar posavasos...). Con la intención de librarse de ella, y quedarse a vivir tranquilo en su nuevo hogar, decide ayudar a Elizabeth a buscar información sobre quién era en su anterior vida.

Está relación tan extraña da lugar a muchas situaciones cómicas, porque además resulta que Elizabeth solo puede ser vista por David, lo que hará que éste parezca un poco “tocado” delante del resto de personas, y se verá en situaciones bastante comprometidas y delirantes.

Es una comedia romántica, entretenida, divertida, para pasar un buen rato. Los actores lo hacen bien, y está bien contada, partiendo de la base de que no es un peliculón.