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Voto de Manuel Castro:
7
Drama Película que explora el dolor inexpresado de una familia que ha perdido a uno de sus hijos. En un caluroso día de verano, durante la celebración del festival anual de Jizo, dos hermanos gemelos echan una carrera para llegar a casa. Pero uno de ellos desaparece por el camino, como si se hubiera desvanecido... (FILMAFFINITY)
13 de septiembre de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si Godard, puede que Truffaut, en última instancia, uno de los críticos de la primera -y despistada- generación de Cahiers du Cinéma escribía sobre Luchino Visconti que es muy fácil ser Luchino Visconti, ser un genio y firmar todas tus películas con ese sello -ellos querían entender "autoral"- que siempre resuelve. Tiene un mayor mérito los cineastas que arriesgan y se asoman al fracaso, el mérito de aquellos que sacrificaran el guión, la fotografía o lo que sea necesario para ir un paso más allá. Es mucho más fácil, por el contrario, hacer todas tus películas redondas, con la seguridad de que tu mirada de cineasta siempre será clara.

Todo esta parrafada pedante viene, quien lo dijera, al caso: el cine asiático -ese enorme abstracto-, y concretamente, el cine japonés, y más concretamente, todo ese cine asiático que sigue los pasos de Ozu -aún más brumosa agrupación en la que incluyo a Edward Yang, Kore-eda y Kawase entre otros- siempre me recuerda lo antes mencionado. Me ocurre con mucha recurrencia que al finalizar Nadie sabe, Shara o Yi Yi mi mente no se alza en reflexiones de alto vuelo, para nada, por el contrario pienso, muy ordinariamente, lo siguiente: "no ha fallado, no ha acertado, sencillamente bien, un poco como ". Y es que entre los planes del sello made in Ozu no se encuentra revolucionar el séptimo arte, sino más bien presentar lo real de la manera más auténtica -esa vieja pretensión del cine. Y en eso, nadie lo niega, se llevan la Palma, nadie tiene un ritmo, un cuerpo actoral ni unas tramas mínimas cuasi-inexistentes tan apegadas a la realidad como 'ellos'. En este sentido, analizar este film es una tarea tan fútil como criticar la realidad, ¿cómo hacer una crítica de la realidad? Preguntas-que-no-vienen-a-cuento, sí viene al asunto decir que no puede no gustarme este film, pero no puede sorprenderme con sus tímidas armas, archiconocidas y que cabalmente no aportan nada.


Aún así, véanla, poca cosa hay afuera más real. No es de extrañar cuando Kawase es el mix perfecto: Ozu + Cassavetes en la era del digital. La cámara no imita a los operarios de televisión como en sucedía en la generación de Cassavetes, Leacock, Maysles & friends -un paso más allá- la cámara en mano nos recuerda mas bien a ese periodismo amateur que inunda los canales de youtube. Aunque claro, aquí estaríamos hablando de una youtuber, Naomi Kawase, con un sentido estético refinadísimo. Asocia su cine a un tipo de vídeo empleado en el documental y el periodismo -en el registro de los hechos- lo cual inevitablemente empapa todo el film con un barniz de autenticidad.

Por ilustraros la ilusión con la que me ha cazado el film. Al terminar la película he navegado por la blogosfera intentando confirmar lo que probablemente sea un engaño: la escena del parto es real, y ese es el hijo de Naomi Kawase - ¿no? Si alguien sabe algo, por favor, no se lo calle.
Manuel Castro
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