Mucho polvo levantado me encontré antes de empezar a ver la ópera prima del Vigalondo, porque el carácter atrevido de su primera propuesta, unido al carácter ególatra del autor sumador de odios, ha creado una obra ideal para el debate, la indignación, la pérdida del respeto y la hipérbole crítica. Mi nota es un 5 ó un 6 (ya lo decidiré o cambiará con el tiempo), la exageración neuronal la dejo para otros menos capaces, porque la ira les nubla el sobaco.
Voy a plantear Cronocrímenes como una fila de orden numérico que va del 0 al 10, teniendo en cuenta que siempre debe haber una correlación entre los números en orden creciente, del 0 al 1, del 1 al 2, del 2 al 3, así sucesivamente hasta llegar al último factor que sería el que nos llevaría del 9 al 10. Lo diseño de tal forma para que se pueda comprender el gran fallo, desde mi punto de vista, del film de Vigalondo. Una historia de 10 pasos (del 0/inicio al 10/final) se convirtió en una historia de 9 pasos (del 1-comienzo del desarrollo al 10-final). El paso número cero, el que debe desencadenar todos los hechos, simple y llanamente, no existe, se lo comió el guión, se lo zampó el director porque no vio una salida lógica a la maraña que había creado y, antes de arriesgarse a cagarla, decidió prescindir de él y esperar a que nadie se diese cuenta. En parte lo consiguió, sólo hay que ver las notas y críticas de esta página.
Más adelante, en el spoiler, comento el paso olvidado, antes voy a realizar un pequeño comentario de las partes que nos llevan del 1 al 10. Todo lo que vemos en ellas está muy bien trazado, explicado de forma lógica, buenas actuaciones en 95 % del tiempo (a mí me gustó Vigalondo en su papel), todas los segmentos están bien atados y conseguidos, aunque haya algún tipo de incorrección mejorable, como la actitud de la chica cuando le obliga Héctor a desnudarse.
El ritmo es casi lo mejor de la obra, después de la planificación y la puesta en escena, ya que consigue interesar al espectador y llevarlo en volandas entre los tiempos, los Héctores, las valoraciones y las sorpresas propias de un guión tan enrevesado, pero bien sostenido y calibrado para entretener.