Las comparaciones son odiosas, y sobre todo si, como en este caso, ya han pasado décadas desde que se estrenara su maravillosa antigua versión. Pollack no pretende añadir nada nuevo a la historia, como he leído en muchas críticas. Aquí de lo que se trata es de darle un aire nuevo, un nuevo contexto, más acorde con los tiempos. Partiendo de ahí, nos encontraremos con una película bastante agradable y correcta. Todas sus actualizaciones me parecen muy acertadas y en eso tiene bastante que ver la actuación soberbia de Julia Ormond, para mí, uno de sus mejores papeles. Impresionante fotografía y no menos la banda sonora, todo en sí elegante a más no poder. El fallo quizás de esta cinta esté en alguna que otra escena donde se abuse del humor irónico llegando incluso hasta el sarcasmo típico de teleserie norteaméricana de risa al segundo. Si olvidamos eso, todo nos parecerá bien. Apta para aquellos que sufrieron un encaprichamiento alguna vez en sus vidas y que con el tiempo, no se menosprecian a sí mismos por ello.