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Nepal Nepal · Mitad del monte
Voto de Arendar:
5
Western. Intriga Pocos años después de la Guerra de Secesión, una diligencia avanza por el invernal paisaje de Wyoming. Los pasajeros, el cazarrecompensas John Ruth (Kurt Russell) y su fugitiva Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), intentan llegar al pueblo de Red Rock, donde Ruth entregará a Domergue a la justicia. Por el camino, se encuentran con dos desconocidos: el mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), un antiguo soldado de la Unión convertido ... [+]
13 de febrero de 2016
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin rodeos: "The Hateful Eight" es para mí la peor pelicula de Tarantino.

Lo que sabía de ella me sugería mucho, quizás demasiado: un grupo de diablos conviviendo en una cabaña, aislados por una ventisca de nieve; conociendo las virtudes de Quentin, el banquete estaba servido, ¿no? A todo el que le apasionen las historias de ratoneras, de secretitos y mentiras, de deslizar objetos por las mangas, de muertes sin asesino... estaría, como yo, bastante ilusionado con su lanzamiento. Sin embargo, me tocó sufrir un desvanecimiento gradual de todas las esperanzas que había puesto en "The Hateful Eight" conforme la película iba avanzando hacia, lo que parecía, la deriva más insalvable, pues está muy lejos de resultar un juego de personajes como el de "Reservoir Dogs" o de volver a crear momentos de tensión tan sobervios como la cena con Leonardo Dicaprio en "Django".

El gran grano en el culo es que Tarantino subraya todo lo visceral y se olvida de trabajar todo lo demás. Lo que antes en su cine era una de las especies, aquí es el ingrediente principal, dando un plato indigesto.

En este nuevo western, la puesta en escena y el plantel de actores son formidables; no se puede negar que Tarantino sigue conservando un gran gusto estético y una buenísima mano para diregir actores, (actuación increíble de Jennifer Jason Leigh), pero en eso se queda Quentin revisitando y tuneando el género del honor y el gatillo flojo.

El argumento me recuerda a la sosería de Jackie Brown. El enredo es simplón; la averiguación, en lugar de desmontarse por capas que vayan descubriendo a los personajes y sus intenciones, y hagan al espectador partícipe del gran juego de sospechas y culpables, se precipita reduciéndose a una detonación absurda que se queda sin mecha durante demasiado tiempo, desechando el principal potencial de este tipo de historias: los pequeños gestos, las mentirijillas, las dudosas alianzas y los giros que te hacen dudar hasta el último incluso del más bobalicón.

Además, no consigue salvarlo con sus otras bazas. Los gags, los monólogos y las replicas mordientes se repiten una y otra vez con menos ingenio, perspicacia y coherencia narrativa que nunca, creando a unos personajes de nulo calado dramático, que son puro exhibicionismo Tarantinesco, y que no consiguen ganarse ni el interés ni la simpatía del espectador. Del mismo modo, el trasfondo histórico americano se convierte en un marco infantilizado con el único proposito de dar rienda suelta a los vicios de Tarantino.

Esta forma de desenvolver el argumento, más una trama que solo aumenta el lamento, crea una película que nunca encuentra ritmo, se aletarga y se estira hasta producir hastío y hartazgo.

Por si fuera poco, la violencia es más gratutita que nunca, deja de ser una parte satisfactoria para resutar una confirmación de que Tarantino en "The Hateful Eight" ha puesto más sangre que ideas.

Al final todo resulta burdo, vanal y repetitivo. Ni historia de venganza, ni reflexión macarra sobre los problemas raciales, ni oda a la justica inmoral. Es el morbo y la verborrea con factura millonaria.

"The Hateful Eight" sigue siendo cine de Tarantino, pero del Tarantino más desatinado que sorprende con una película que lejos queda de cualquiera otra que haya filmado. Es un disparo al bosque por la simpe satisfacción de tirar, que se pierde en una trayectoria que no apuntaba a ningún blanco.
Arendar
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