No es ni la mejor película de Leone, ni la mejor de Eastwood, eso está claro, aún así es una gozada disfrutar de una historia como esta´con el arquetípico Clint de todos sus westerns, un personaje que uno no se cansa de ver, la fantástica música de Morriconne y el toque genial de Leone (tiros, polvo, primeros planos, avaricia, dinero). El villano a la altura de la función un Gian Maria Volonté que le da el toque justo entre locura y sobreactuación para crear un malo despreciable (que de eso se trata), lo suficiente abyecto para activar la consciencia del "bueno" un aparentemente impasible americano.
Lo dicho un menú que gusta, que hace que uno no se fije en los errores, que simplemente se siente y que disfrute sus muchas virtudes.