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Voto de Don Hantonio Manué:
7
Terror El padre Sandor, abad de Kleinberg, envía un mensaje a los miembros de una expedición que se dirige a las montañas, aconsejándoles no seguir adelante. A pesar del aviso, los Kent deciden continuar el viaje. Al anochecer, su aterrado cochero se niega a seguir avanzando y los abandona en medio del bosque. En tal circunstancia, aparece un misterioso carruaje negro que los conduce a un enorme y misterioso castillo, donde son ... [+]
25 de febrero de 2024
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Esperada continuación del exitoso film de 1958, con Christopher Lee enfundándose de nuevo la capa para interpretar al vampiro más famoso de todos los tiempos, pero con una peculiaridad; es un Drácula que ocupa escaso metraje y carente de diálogo (decisión arriesgada y al parecer propuesta por el propio Lee), a modo de pura presencia del mal, que deshumaniza más si cabe al “príncipe de las tinieblas”, el “amo ausente” y genuino señor de sus tierras cuya morada sigue abierta para el viajero despistado y cuya presencia-ausencia, sin embargo, lo preside todo desde el inicio.

Unos aldeanos que se disponen a “purificar” el cuerpo sin vida de una hermosa doncella son amonestados por el padre Sandor, religioso que desempeñará aquí el papel de Van Helsing y cuya intervención, más que responder a favor de la razón o de la fe verdadera, parece más bien un intento por olvidar y dejar en paz eso que está muerto, intento que se revelará estéril cuando a él mismo le toque estar ahí, ejecutando ese acto de violencia y profanación con tal de extirpar la malignidad...

Sigue la fórmula del grupo (aquí cuarteto) de personajes más bien idiotas y desprevenidos (en especial un prota “héroe” que no hay quien lo aguante) que van a meterse en la guarida del monstruo, son excursionistas ingleses en el corazón de Europa y al margen de la civilización, y lo que sigue es lo de siempre; advertencias de los lugareños, cocheros asustados, situaciones donde nada encaja y una sensación de peligro creciente, reforzada por la puesta en escena gótica, pausada, donde al uso del tecnicolor y del formato se suman a una buena elección de encuadres, movimientos de cámara y pequeños detalles (el equipaje en fuera de campo, el uso de los silencios, de una ráfaga de viento…), espacios (vidriera, escaleras, cortinaje)… el conde irá tomando cuerpo de manera literal, primero en forma de criado siniestro, culminando con una secuencia clave; la resurrección, con recurso a lo hemoglobínico y muestrario de efectos especiales bastante logrados para la época, rematando con esa mano, zarpa más bien, asiéndose al borde de la tumba.

Crucifijos, estacas, vampirismo femenino, luz solar… la cosa sigue al pie de la letra la ortodoxia vampírica (con la salvedad del ajo) y cuela algún deus ex machina (el Renfield de saldo). Las dos parejas protagonistas parecen encarnar distintas actitudes, una más conservadora y desconfiada ante el horror, en especial la mujer pacata que curiosamente acabará siendo una perra del infierno en brazos del conde, con esa nota de turbiedad sexual y animal, y tenemos otra generación más joven, más inocente, vitalista y preparada quizá para afrontar ese horror.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Don Hantonio Manué
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