Hay quien ve pasar su vida y hay quien se la inventa: al menos una parte. Además, no hace caso de lo que le dicen (derecha/izquierda) y no se entera de la misa, la mitad. Por mucho que le hablen de demonios que se transmutan, no pilla de qué va el rollo y sigue a su aire. Lo que el espectador sabe desde mediada la película, el prota no se entera hasta el final; total, para lo que le sirve... Y mira que lo pregunta unas cuantas veces ¿Estoy ...? Pues no, pero casi.
Para este viaje no hacían falta tantas alforjas.