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España España · Rivas-Vaciamadrid
Voto de Quinto Sertorio:
7
Acción. Fantástico. Terror Abraham Lincoln, además de ser Presidente de los Estados Unidos, también fue un cazador de vampiros tras enterarse de que su madre murió asesinada a garras de una de esas criaturas sobrenaturales, dando pie así a una visión fresca y visceral de las sangrientas tradiciones vampíricas, imaginando a Lincoln como el más grande cazador de no-muertos de la Historia. (FILMAFFINITY)
25 de noviembre de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El título de la crítica es una frase de Nando Salvá en Cinemanía y no puedo estar más de acuerdo. Una película llamada Abraham Lincoln: Cazador de vampiros, no puede pretender, ni es su objetivo, ser un fresco de uno de los episodios más trascendentes de la historia de los USA y, por extensión, de todo el orbe. No nos olvidemos que cuando en USA abolieron la esclavitud, aún era legal en las colonias españolas en el Caribe. El filme es un puro delirio tras una noche desenfrenada de alcohol.

La película es una versión alternativa de la historia oficial. Conspiranoia llevada a extremos surrealistas. Y la verdad es que hace gracia por lo bien que encaja. Vampiros y confederados. Esclavos usados no solo para recoger algodón, sino para saciar a los no-muertos. Si el punto de partida es coincidente con "Entrevista a un vampiro", el desarrollo es, sin embargo, una exageración visual. Lincoln usa el hacha como Bruce Lee los nunchakus, da saltos que ya quisiera dar Jackie Chan, sangre a borbotones, monstruos feísimos.

La película vive de escenas "memorables" por lo hiperbólicas. Ahí van:

-La persecución en la estampida de los caballos. ¡que barbaridad! Un vampiro le lanza un caballo a Lincoln a la cara y éste, tras el impacto de 500 kg, va y se sube en el jamelgo como si nada. Y luego se persiguen saltando de grupa en grupa.....¿mucho vodka?

-La pelea espalda a espalda del amigo negro junto a Lincoln sobre los vagones del tren. En una escena "trascendente" y "simbólica", se muestra la unión de un hombre blanco y otro negro, compartiendo hacha, para eliminar a los enemigos comunes. Indescriptible.

-El puente en llamas. Brutal. Como una montaña rusa pero a lo bestia. Y los héroes ni se chamuscan.

Hay escenas que flojean, como las de las batallas de la guerra civil, con el mismo oficial gordito y con barba las tres veces. Pero es que no había tantos medios.

Delirio. Idiotez. Broma de las buenas. La película es muy divertida si se ve sin complejos. Los actores la bordan y se tiene que reconocer que recitar esos diálogos sin desternillarse se merece un premio. Me gustaría ver las tomas falsas.

A ver cuando en España se animan y ruedan algo tan irrespetuoso con nuestra historia, pero tan fresco, por ejemplo, ambientado en la Guerra Civil. O quizás ya lo hicieron, en "El laberinto del Fauno".
Quinto Sertorio
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