La situación social descrita en "Están vivos" inquieta, por cuanto es tremendamente parecida a la que vivimos actualmente. Crisis galopante, despidos masivos, cierres de empresas, sueldos disminuidos, pobreza, indigencia, brutalidad policial, chabolismo de gente sin recursos, brecha salarial, injusticia laboral, los ricos cada vez más ricos, la televisión cada vez más tonta y embrutecedora, los políticos cada vez más ciegos ...¿les suena? Carpenter es un visionario.

Visto lo visto quizás deberíamos buscar esas gafas y ver que aspecto tienen Rajoy, Pedro Sánchez , Rosell o De Guindos.

La película muestra el tránsito de un desempleado desde la supervivencia a la asunción, gracias a las gafas, que su situación y la de toda la humanidad es debida a la inhumanidad de los dirigentes, inhumanidad estricta: son marcianos ocultos, pero marcianos especuladores, de lo peorcito de la galaxia. Y ahí quizás se tuerce la película por su simpleza, toma un arma y empieza a matar alienígenas por doquier. Pasa a ser una película de acción en la que dos obreros de la construcción disparan mejor que cualquier profesional de la violencia.

Tiene guasa la cantidad de policias (alienígenas) que matan ante el regocijo del espectador. Porque Carpenter le gusta subvertir el orden social. Carpenter es el berlanga de las películas de fantasía y ciencia-ficción, con esas píldoras de crítica a los estamentos, a la sociedad y sus aspectos más estúpidos.

Los actores son limitados, pero eso es lo de menos. Estamos ante una buena película de un Carpenter inspirado, apoyado en una gran idea, quizás con una resolución tremendamente simple. Pero es que Carpenter es así. Y me gusta por eso.