Para mí, el James Bond que vi en los cines era Roger Moore. Al final lo abandoné por casposo. Así que descubrí al Bond de Sean Connery gracias al video-club. Pero el Bond de George Lazenby era algo maldito, extraño, distinto al de Connery, con ese giro final. Lo leía en fanzines y revistas. Era como una leyenda urbana. Lo conseguí ver, con mucho morbo, en aquellos años de las cintas VHS y desde entonces le suelo pegar un vistazo de vez en cuando. Porque me gusta. La película se diferenciaba de las anteriores en dos aspectos: el evidente con el cambio de actor y una historia con el cambio de estado civil del personaje.

Lazenby, que parece a primera vista un Connery de Hacendado, compone otro Bond, más humano, algo así como el de Timothy Dalton, el otro de los Bond malditos. Pero Lazenby tenía un hoyuelo en la barbilla que podía haber marcado una época, aunque ese imposible corte de pelo se lo hubiese puesto difícil. Buena fachada, seductor de marca -parece ser que fuera del escenario era un ciclón con las mujeres- Lazenby no desmereció al personaje. Lo lamentable es que le sorbieron el seso y cometió el mayor error de su vida al negarse a rodar más filmes de Bond, como cuenta en un documental de hace unos años. Ahí acabó su carrera fílmica. Vaya desperdicio.

Y luego está la historia. Aunque Bond es infiel por naturaleza, lo que casi le costará la vida, parece encontrar en este filme su media naranja. El personaje de Rigg es más que la típica chica Bond. Será la señora Bond. Y sí, tendremos a Blofeld, el gato y a Spectra, y a esas alemanas masculinas sin ningún sex-appeal, al menos hetero, con la consabida conspiración para el dominio mundial. Buenas escenas de acción en un entorno nevado, con la combinación de todos los deportes de invierno - ski, bobsleigh, conducción sobre hielo, rallies ...¡incluso curling! ¿Estaría promocionando alguna olimpiada de invierno? Pero además, tiene algunas escenas dramáticas y un final (ver spoiler) de los que no se olvidan. Y Lazenby, el no-actor, sale victorioso en ellos.

Vilipendiada en su momento, ahora goza de merecido reconocimiento y numerosos artistas la tienen entre sus favoritas. Una justicia fílmica algo tardía.