Filme acomodaticio del dúo Bronson-Lee Thompson. Parece que los rodasen como churros, todos iguales e intercambiables. Aquí Bronson es un periodista, pero podría ser un justiciero, no hay diferencia en sus personajes. Tampoco Lee Thompson parece estar especialmente motivado para rodar algo con personalidad y no el mero envoltorio telefílmico del montón que nos ofrece. Todo parece cansado en el rodaje. No hay movimientos de cámara creativos. Parece que estés viendo un episodio de "El equipo A". Nada transmite emoción, ni el intérprete, ni el guión ni quién está tras las cámaras.

El desarrollo de la historia es bastante simple y el personaje de Bronson es un "Gary Stu" -el equivalente masculino a las "Mary Sue"- de manual. Es perfecto, invulnerable, es capaz de enfrentarse, a manos desnudas, con un asesino con cuchillo o pistola, sin recibir un rasguño ni despeinarse. Descubre la trama en un plis-plas. Todos le conocen y le admiran, desde su ciudad hasta un remoto lugar donde la dueña del diario babea ante su presencia. Cuando se entrevista con los sospechosos/víctimas, no se le ocurre mejor manera de abrir la conversación que facilitarles el diario con su reportaje en primera plana donde habla del horrible asesinato, así a palo seco. Los policías le veneran, los políticos y millonarios le adoran. ¿Qué necesidad tiene de trabajar?

Respecto al título del filme, si bien debe hacer referencia a la imagen de Ángel vengador que aparece en los lugares donde se desarrolla la trama, el hecho de que Bronson se mueva entre ellos, dándoles las malas noticias y resucitando rencillas antiguas, lleva a pensar si el "mensajero de la muerte" no es él, aunque sea involuntariamente.