Ser secuela de un clásico que crece día a día es muy difícil. Es como ser hijo de un deportista famoso y dedicarte a lo mismo. Curiosamente, Tiburón II no es una mala película, como sí lo fueron la III y la IV, es, simplemente, una película correcta. Si el filme de Spielberg es un prodigio de puesta en escena, de escenas de tensión y con magnífico diseño de personajes, que se enfrentan ante un depredador máximo e implacable, Tiburón II sufre el no tener la capacidad de sorpresa de la primera, ni su magnífico elenco, y deviene en una especie de film de asesinos en serie, tipo "Viernes 13" donde el principal aliciente es ver en qué orden se va a comer el bicharraco a los adolescentes objeto de su cacería. Y ni siquiera eso, porque ese tiburón viene muy desganado. No hay mucho más, salvo demasiadas escenas náuticas de relleno, lo que hacen al filme pesado hasta su última media hora, que es cuando empiezan los mordiscos ya en serio.

No obstante, es una digna secuela, dirigida por un artesano todoterreno que filme el pequeño clásico "En algún lugar del tiempo".