Película pionera en esto de la homosexualidad y el azote del SIDA como temática. Quizás la primera. Hay que situarse en el año de producción, 1989, cuando se empezaron a documentar casos en 1981. Apenas ocho años antes. La enfermedad cayó como un mazazo sobre la comunidad gay. Como dicen algunos de los protagonistas, al principio del filme: "tenemos nuestros restaurantes, nuestras discotecas ... y ahora tenemos nuestra plaga". Rock Hudson murió en 1985 y su aparición demacrado fue un golpe y una llamada de atención. El pánico se apoderó de muchos. La película muestra todos estos aspectos a modo de episodios durante los primeros años de la enfermedad. Veremos morir a personajes, otros vivirán aterrados ante la percepción de que la Dama de la Guadaña les está rondando. Los habrá que perderán su trabajo por rechazo. Veremos una larga y agónica enfermedad de alguno de ellos. Con el tiempo, en el último episodio, empezarán a sobrellevarlo, aunque saben que no volverán aquellos tiempos de promiscuidad y amor libre. Aún y así, Freddy Mercury moriría de SIDA dos años más tarde del estreno del filme.

El filme nos muestra una comunidad gay constituida por gente de alto nivel de vida, de profesiones liberales, artistas. No hay repartidores de pizzas o transportistas. Y no todos tendrían ese nivel de vida. Algo igual ocurre con otro de los filmes sobre el mismo tema titulado "It's my party". El director, que murió de SIDA, era la pareja del guionista y autor teatral, que escribió sobre las vivencias de sus allegados. Pero es una enfermedad que afecta a todo el espectro social, desde grupos de riesgo como drogadictos, a heterosexuales, a gente que simplemente recibieron transfusiones de sangre, como el escritor Isaac Asimov. Todo ello apenas aparece en el filme, muy centrado en su comunidad.

Un capítulo aparte merecen las interpretaciones, de quitarse el sombrero. Brillan Bruce Davidson, nominado al óscar por el filme, pero también Campbell Scott y un Dermot Mulroney metidísimo en su breve papel.

Y una reflexión sobre como han cambiado los tiempos. En aquellos años, nadie quería interpretar a personajes homosexuales por miedo a quedar encasillados, como refleja uno de los protagonistas. De hecho, la mayoría de actores protagonistas del filme son heterosexuales. Sin embargo, ahora, con la podredumbre mental y moral de "lo políticamente correcto" sólo actores homosexuales pueden interpretar a personajes gays. Vivir para ver. Ya no hay miedo al encasillamiento sino que proteges tu nicho de trabajo. Qué triste. Tom Hanks jamás hubiese rodado "Filadelfia". Volviendo al filme, hay que reconocer el valor de todo el elenco ante la posibilidad de encasillamiento y frenazo de sus carreras, algo que, posiblemente, afectó a muchos de ellos.

Película muy teatral, de diálogos prolijos pero interesantes, y rica en protagonistas, que irán desapareciendo, lamentablemente, conforme avancen en el filme. Describe un ambiente que conocen al dedillo. No en vano el título, como señaló algún otro crítico, hace referencia a la definición eufemística de la pareja del superviviente, longtime companion.

Una película que con la también magnífica "It's my party" forman un involuntario e interesantísimo díptico sobre el SIDA y la comunidad gay estadounidense.