Magnífico ejemplo del mejor cine de acción en muchos años, rodado con excelente pulso y sin abusar de la secuencia por segundo de Michael Bay, que tanto daño ha hecho a este tipo de films.

Sly nos proporciona un emotivo homenaje a los actores que dominaron en taquilla este género en los años 80 y 90, como Van Damme, Norris, Schwarzenegger, Willis, Lundgren y el propio Sly, con unos acertados diálogos autoparódicos, plagados de referencias a sus películas como Terminator 2, McQuade lobo solitario, La jungla de cristal, Comando o Rambo, entre otras. Cada aparición de estos personajes está rodada y escrita con cariño, y les permite brillar con un fulgor especial.

Van Damme, que hace de malo y lo borda, protagoniza una gran duelo con Sly, soñado por multitud de fans desde los 80.

Pero Sly también da paso a las nuevas figuras de películas de acción; en especial un brutal Statham, el mejor exponente de un cine de acción bien hecho en la actualidad y que nada tiene que envidiar a los grandes popes ochenteros de este cine.

La película está excelentemente rodada, encadenando la historia sin segundo para el aburrimiento, con un inicio demoledor, de lo mejorcito visto en años, para proseguir en un tránsito de aventuras y desventuras, peleas, muertes y disparos, pero sobretodo una camaradería que recuerda la relación de los miembros del "Equipo A" o de la tripulación clásica de "Star Trek".

Y Sly ha tenido otra virtud en esta película: no ha invitado al soso de Seagal, un intruso en este tipo de películas. ¡Que grande eres Sylvester!