La prehistoria en el cine casi siempre ha sido tratada de una manera trivial y nada documentada. Quizás la culpa la tuvo Buster Keaton y el filme "Las tres edades", allá por 1923, o filmes modestos como el que Victor Mature protagonizó como troglodita musculoso. Sin embargo, fue en los 60 donde tuvo su auge sin verguenza con ridículos filmes de macizas esculturales correteando delante de dinosaurios (¡toma rigor histórico!) entre rocas volcánicas humeantes, por eso de un mundo reciente (Hace un millón de años, Cuando los dinosaurios dominaban la tierra) o bien delante de pre-italianos calenturientos en películas ochenteras. Ah! también Ringo Starr fue un Cavernícola en una película del mismo nombre.

Sin embargo, en 1981 J.J. Annaud decidió rodar el film "En busca del fuego", con una presunta base y asesoramiento científico, tanto en gestos como en ambientación. Y ello abrió, levemente, la oportunidad a adaptar las novelas de la estadounidense Jean Marie Auel y su saga de "El Clan del Oso Cavernario", iniciada en 1954. Bocinazo. No se atrevieron al excesivo rigor, siendo poco convincente para muchos y eligieron a una despampanante Daryl Hannah como la Cro-magnon protagonista, maquillando al resto de reparto que correspondía a los Neanderthales y poniendo una voz en off por si no nos enterábamos. Sin embargo, un estilo telefílmico, una historia más bien sosa, basada en una novela muy didáctica pero de poca proyección a la emoción y aventura hollywoodiense, condenó a este naciente subgénero y a la adaptación fílmica del resto de novelas.

Más aburrida que "En busca del fuego", se deja ver, aunque siempre tienes el miedo de que entre las sombras de la cueva te surja Raquel Welch.