Agradable película de episodios de terror, muy clásica y que recuerda a aquellos filmes del mismo estilo que produjeron las británicas Hammer y Amicus. Tres historias, una de corte más clásico - la de la estatua del indio vengador - y otras dos más terroríficas - la de la misteriosa mancha comepersonas que flota en el lago y la de la señora atropelladora, en la cual rebosa un humor negro negrísimo, por la de veces que la mujer infringe las leyes una y otra vez. Y una cuarta historia de regalo, asociada a las transiciones animadas.

Historias rodadas de manera muy televisiva, sencilla, sin grandes alharacas, en la línea de la "Dimensión desconocida". Producción muy de los 80. El director renuncia al protagonismo para dárselo a las tres historias y a los actores, que cumplen sobradamente. Actores consagrados e históricos, como George Kennedy y Dorothy Lamour, junto a actores de aquellos años y de regalo, Stephen King, guionista y que aparece como el camionero de la tercera historia. Los personajes, de alguna manera, son castigados por sus malas obras de hecho o de pensamiento. En la primera historia los gamberros y en especial el indio del pelo "pantene" sufrirán su estupidez y maldad, en la segunda otros cuatro jóvenes pagarán su inconsciencia y sus veleidades sexuales y calenturientas; por último, la esposa adúltera también pagará sus malos actos. Crimen y castigo.

No es una producción que destaque en demasía, pero no se hace aburrida. De las tres historias, la más espeluznante es la segunda, porque va directa al grano, sin demasiadas distracciones.