Lo de los payasos asesinos ya es un tópico en el género del terror. Se puede afirmar que es un subgénero. Jugar con la bondadosa figura del payaso, que tan buenos momentos hace pasar a los niños, explotando su anonimato tras el maquillaje, que puede esconder a un peligroso asesino, desgraciadamente ya ha ocurrido en la vida real. Y Stephen King, con su "It" acabó de rematarlo. Hace unos añitos, en los EE.UU. había gente que salía de noche disfrazada de payaso maligno para acongojar a los vecinos. De hecho, el miedo a los payasos está diagnosticado como coulrofobia.

Clowntown usa ese miedo a los payasos. Sin embargo, tal como está planteado el filme, podían ser payasos, bomberos, enfermeras de hospital, jugadores de futbol o cualquier otro colectivo que lleve uniforme. Aquí los payasos asesinos no e hacen pasar por payasos reales, sino que son gente zumbada pintarrajeada y punto. Ni siquiera hablan. Van a lo suyo, a matar gente de la manera más dolorosa posible.

Este filme toma de base argumental al mítico "La matanza de Texas". Aquí dos parejas llegan, por engaño, a un pueblo abandonado donde unos tarados vestidos de payasos los quieren matar. Y todo eso de noche. Persecuciones arriba y abajo, asesinatos, el filme no está mal llevado en esas secuencias. Y sí, los protagonistas siempre hacen cosas absurdas, como esconderse en una roulotte sabiendo que los malos los han visto. Al contrario que en el filme de Tobe Hooper, las víctimas podrán defenderse. Y, como en el filme mencionado, habrá una anciana en un salón que tiene la llave de la explicación y también tendremos a alguien que parecía bueno y estaba más que implicado.
Los actores no están muy allá, y tendremos un desnudo gratuito al inicio del filme que no viene a cuento - como aquel de Ana Belén en "El amor del capitán Brando"- de una secundaria en una secuencia de arranque al estilo "Scream".
Quizás no es un film muy notable, pero no está mal rodado, sabe crear ambientes y situaciones angustiosas y cumple sobradamente su objetivo.