"Séptimo" llegaba como una propuesta de suspenso que compaginaba la relación entre un matrimonio ya separado y la historia de dos niños que desaparecen de repente. Ese planteamiento parecía la oportunidad para mantener el suspenso a flor de piel y para tensionar las responsabilidades alrededor de Sebastián, (Ricardo Darín), no obstante, el filme resulta en un juego de gato y ratón cuyas sorpresas y revelaciones están a un nivel de poca contundencia. Las actuaciones de ambos protagonistas cumplen con lo que prometen, dan todo como para ser funcionales a la historia y inspiran la intensidad requerida, sin embargo, quizá lo que les falta es una historia más sólida o consistente.

Por otro lado, a nivel técnico, estamos ante una obra de cualidades acertadas; la fotografía está muy bien, la cámara sirve como la ventana a través de la cual vemos a la inmensa ciudad de Buenos Aires, en esos planos muy abiertos, donde nos damos una idea de lo imposible que puede llegar a ser la búsqueda para Sebastián.

En cuanto a la trama, se nota una diferencia grande entre la primera y la segunda mitad, las cuales se distinguen por, una tener una premisa que engancha al instante, y la otra por ser muy confusa, por manejar de un modo torpe el timing hacia el giro y, también, por contener esos parvos fragmentos de suspenso que se desvanecen casi al instante.

En definitiva: "Séptimo" empieza de manera intrigante; sin embargo, luego, toma los caminos de "verdad" más penosos y lo hace sin la delicadeza necesaria. Aun así, las actuaciones de Darín y Rueda sumado a ciertos momentos de suspense puede convencer al espectador de quedarse.

Calificación: 6.0/10