Créanme cuando les digo que un guion al estilo de "Vivarium" tiene muchas menos posibilidades de ser un éxito de taquilla que un guion genérico con alguna sinopsis de acción. Está claro que vender un libreto de este estilo es más complicado, porque bien sabemos que arriesgarse, tanto en el arte como en la vida, es una situación de peligro y, también, tengamos en cuenta que para muchos productores soltar el confort del cheque no es tarea fácil tampoco.

En esta ocasión, quienes encabezan el proyecto son varias productoras independientes, un desconocido director irlandés y una pareja de actores que han participado en varios exponentes del cine indie. Además, el what if o concepto original de la película es auténtico y llamativo: una pareja joven visita una inmobiliaria cuyo extraño empleado los lleva a un complejo suburbano sin salida en el que vivirán una pesadilla. La estética envuelve todo en una atmósfera aún más peculiar, imagínate verla en medio de la paranoia de la pandemia.

Con este inicio, y una vez termina la película, se va tejiendo una aparatosa crítica social: el punto de inflexión que representan las responsabilidades adultas; vida en los suburbios, más espacio, más ruido, más rutina, más dinero y más supuesta tranquilidad. El simbolismo de los cuchillos y el trasfondo de ciencia ficción son hasta cierto punto un tenebroso disparador que, por desgracia, se queda sin carga al pasar el tiempo.

Está claro que es una de esas películas psicológicas para rayarte la cabeza al estilo de “Enemy”, “Coherence” o “Predestination”, exponentes que sí son más de mi gusto. El asunto con “Vivarium” es que el punto de partida se conduce hacia discriminar señales más que hacia proporcionarlas; el final es bastante claro, pero es un clímax que más que recompensa, es una pantalla para evitar mayores explicaciones.

Uno de los grandes defectos que sufre la película es su posterior falta de exploración. La cinta apunta a varios temas solo escarbando bien en unos pocos puntos, además el desarrollo se ve interrumpido por la locación, la monotonía que implica el encierro y lo frustrante que es para el espectador que el proceso de plantar y sembrar sea tan mínimo. Podemos decir que la película planta más de lo que siembra.

Me apena que la trama se despida en piloto automático, ya que las actuaciones de Jesse Eisenberg y Imogen Poots son muy buenas. Aunque las incursiones del primero son muy competentes, es la segunda chica quien se lleva los momentos más brillantes. Poots es capaz de imprimir un rango emocional muy fuerte que es muy funcional para sus escenas, puesto que sus emociones son nítidas o comprensibles al instante.

Pese a situaciones que actúan como destellos en la oscuridad, la película no termina de emparejar su información general y menos su fuerza ilocutiva; esto último debido a que el peso de su fondo queda poco equilibrado con su forma, y esto explicaría por qué para mucha gente es una película simple y para otros una película rebuscada (zona spoiler *1).

En definitiva: Para todo guionista escribir el principio y el final suele ser lo más fácil, sin embargo, no podemos decir lo mismo del trecho del medio. "Vivarium" aportará aire fresco y tendrá buenas actuaciones, pero sus deslices narrativos la encapsulan en su propio vecindario.

Calificación: 4.8/10