Como en la mayoría de las veces, no congenio
con el voto popular.
Pienso que lo mejor que tiene la película es la idea.
Darle un toque de comedia al holocausto judío con el
respeto debido y hacerlo mediante un padre que disfraza
la realidad terrible para su hijo es una idea brillante.
Quizás una idea demasiado buena para que la realice Benigni.
La actuación de Roberto no es mala, la de su mujer es
pésima y quien salva la película es el niño que con solo
quedarse quieto y mirar se roba la película.
El desarrollo se sabe que siendo una comedia no puede
ser verídico, pero tampoco debería ser tan groseramente ilógico.
Y lo peor es el final; parece que a Benigni se le
hubiera acabado el tiempo y no le hubiera dado para
hacerle un final medianamente elaborado.