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Chile Chile · Concepción
Voto de Juan Antonio:
6
Drama En el año 2002, un reducido equipo de reporteros de investigación del Boston Globe destapó los escándalos de pederastia cometidos durante décadas por curas del estado de Massachussets. La publicación de estos hechos, que la archidiócesis de Boston intentó ocultar, sacudió a la Iglesia Católica como institución. (FILMAFFINITY)
2 de marzo de 2016
78 de 114 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de los premios Oscar está llena de polémicas. A lo largo de sus ochenta y ocho ediciones son muchas las películas, directores y actores que han sido omitidos. Si bien es cierto que estos premios no necesariamente indican la calidad absoluta de una obra, sirven como reconocimiento y como gancho publicitario para que el espectador medio vaya al cine.

Injusticias podemos citar muchas. “Ciudadano Kane” (1941), “El gran dictador” (1940), “Las uvas de la ira” (1940), “Solo ante el peligro” (1951), “La naranja mecánica” (1971), “Taxi driver” (1976), “Apocalipsis Now” (1979). Ninguna de ellas obtuvo el premio a la mejor película. Charles Chaplin, Alfred Hitchcock y Stanley Kubrick tampoco nunca ganaron un premio de la Academia. Eso sí, Chaplin recibió dos Oscar honoríficos.

Si seguimos removiendo la historia, encontraremos que tres cintas han ganado solamente el premio a Mejor Película, perdiendo en todas las demás categorías en que competían. Estas son: “El motín de la Bounty” (1935), “Gran Hotel” (1932) y “La melodía de Broadway” (1929). En los tres casos, tenemos que remontarnos muchas décadas al pasado, cuando aún los premios no tenían la relevancia mediática y tampoco las bases del cine moderno estaban absolutamente instauradas. En la actualidad imaginar que una película se lleve solamente el premio a la mejor película del año, perdiendo en todas las demás categorías, o peor aún, no estando nominada en ninguna otra, parece a lo menos una idea descabellada y sin sentido.

Pues bien, terminando de construir el escenario y el contexto, me abocaré a la ceremonia recién pasada. La premiación se desarrolló en términos normales y predecibles, salvo en algunos hechos puntuales, pero no menos trascedentes, y que finalmente coronaron a “Spotlight” como la mejor película del año.

No me gustan las teorías de la conspiración. No creo en ellas. Me aburren. Pero lo que sucedió la noche del domingo en Los Ángeles, California, es a lo menos sospechoso. En primer lugar, la cinta ganadora tuvo un total de seis nominaciones, cuando en mi opinión, sobraban dos: Mejor montaje y actriz de reparto, ambos trabajos normales, nada del otro mundo. En segundo lugar, si bien es cierto que el guión de la película está bien construido, para que éste ganara era indispensable que los genios de la Academia sacaran de competencia a los mejores guiones de la temporada; Tarantino por “The hateful eight” y “Sorkin por “Steve Jobs. Y claro, así ocurrió. Dichos trabajos no fueron nominados dejando en bandeja de plata el Oscar a mejor guión para la cinta de Thomas McCarthy. Y teniendo un premio en el bolsillo, es mucho más fácil otorgar el premio mayor, y así se ahorran una polémica infinita o un escándalo histórico.

Finalmente, “Spotlight” se llevó esos dos únicos premios. No seré explícito en lo que quiero decir (para saberlo remitirse al título de este comentario), pero la resolución de aquella noche en el Teatro Kodak, es a lo menos debatible. A todo esto, ¿Tiene “Spotlight” los méritos para ser la mejor película del año?. Para contestar esa pregunta y siendo objetivo en el análisis, hay que decir que es una película correcta, bien escrita y bien actuada (en especial por Ruffalo), pero a la vez es una cinta fría, sin alma y poco valiente en cuanto al tema que trata (hace 20 años, quizás puedo haber impactado). En el cine, y como en todas las manifestaciones artísticas, uno de los aspectos más valorados de una obra tiene que ver con los riesgos que asume el artista para consumar su trabajo,asi como también, la innovación y la pasión con la que construye el producto. “Spotlight” carece de todo ello, y tomando en cuenta eso, “The revenant” e incluso “Mad Max: Fury road” asumen riesgos cinematagráficos con un éxito y un resultado espléndido, superando a la vencedora. Ya sabiendo la respuesta a mi autopregunta, y para finalizar, me limitaré a decir, que siempre la historia se ha encargado de colocar donde se merecen a las grandes obras y grandes artistas, así como también a los que no lo merecieron tanto. Esta no será la excepción.
Juan Antonio
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