'Halloween' (1978) es una de las obras clave en la historia del cine de terror: innovadora, posmoderna y sobre todo aterradora. Atenta a los miedos colectivos en una época de crisis de valores, consigue casar el cuento infantil del coco (el ''boogeyman'', en países angloparlantes) con los temores adultos. La noche de Halloween es el escenario perfecto porque representa esa falta de valores y permite mostrar las diferencias generacionales, cuando los viejos mitos culturales han muerto y solo sirven de careta y recreo. Esa noche, unos adolescentes disfrutarán sin preocupaciones cuando lo atávico se cruzará en su camino: el psicótico Michael Myers ha escapado del manicomio. En Halloween, este psicótico es aparentemente solo una máscara más, una forma (''the shape'', llamaron al personaje). Myers personaliza el mal en estado puro, y no se ofrece explicación alguna a sus motivaciones homicidas. Lo desconocido da miedo.

Los aciertos del ''Halloween'' original de Carpenter son muchos: buena dirección, buena construcción de planos, buen ritmo, buena música (del propio Carpenter para la película), tensión... y sobre todo una atmósfera inquietante que no es fácil de conseguir. Y todo ello con dos duros, pues esta película se creó con muy pocos medios. Desgraciadamente también fue la causante de que este subgénero llamado ''slasher'', del que fue padre y madre - dejando aparte otras influencias anteriores, como el giallo italiano y algunos títulos americanos que influyeron a Carpenter - triunfara posteriormente en la década de los ochenta, viviera una segunda edad de oro en los noventa y prácticamente sigamos a día de hoy sufriéndolo; pues si bien el 'slasher' ha parido algunos buenos títulos, incluyendo esta obra maestra, hay que admitir que sobre todo nos ha dejado bazofia en el camino, bazofia repetitiva y cada vez peor realizada, destinada al mercado adolescente. Toda esa producción (en muchos casos yo no la llamaría ''terror'') ha acabado haciéndonos olvidar las virtudes originales de la propuesta, pero no podemos culpar a 'Halloween' de los excesos que ha cometido la industria en su nombre. Hoy en día el aficionado tiene a su disposición muchos títulos del 'slasher' para revisitar a su antojo: disfruten ustedes con los que prefieran. Buen provecho. Pero si les gusta ese tipo de visionados, no olviden al padre de la criatura.

Todo comienza - y se cierra -con una escena muy perversa, ya archifamosa, que se ofrece al espectador con cámara subjetiva para dejar claro de qué va en realidad esta película de terror: el espectador podrá sentir miedo como sus personajes, pero sobre todo será el cómplice del asesino, como voyeaur durante noventa minutos. Porque el cine de terror es eso, voyerismo de manual.