Muchísimo antes que “Hardcore Henry”, se realizó un humilde experimento cinematográfico sin ordenadores de por medio, llevado a cabo por Robert Montgomery. “La dama del lago” es una injustamente vapuleada película debido a un concepto innovador, el de ser rodada enteramente en primera persona, como una novela narrada en primera persona del singular. Quisiera incluir un matiz a otros comentarios que se han hecho sobre el film, y es que toda, y quiero decir toda, la película está filmada en primera persona. En aquellas escenas en las que Robert Montgomery está delante de la cámara no le habla a una cámara y tampoco es Robert Montgomery, es Philip Marlowe hablándole al espectador, es decir, seguimos en primera persona pero somos nosotros mismos, no Philip Marlowe, que es en esa ocasión quien nos cuenta la historia a nosotros.

Aunque no sea el film noir definitivo, es una muestra destacable dentro del género, especialmente por el apartado técnico, como el plano subjetivo y la gran fotografía, más que por el guión en sí, que tampoco es nada del otro mundo. Las actuaciones demasiado buenas me parecen teniendo en cuenta que no había costumbre de rodar películas de esa manera, y esforzarse en que quede lo más natural posible es bastante difícil. El argumento, como en otras historias de Raymond Chandler, es bastante lioso, amontonado y confuso (incluso para el propio escritor, como reconoció en alguna ocasión). Abundan los planos secuencia y los juegos de espejos, escondiendo la cámara, y que muestran al protagonista reflejado. Escenas para el recuerdo son el registro de la casa, el humo de los cigarrillos pasando frente a nuestros ojos, los puñetazos y chorros de licor en la cara, la persecución en coche y el beso a Audrey Totter.

Recomendable para quien guste del cine negro y para quien se deleite con las innovaciones arriesgadas. Quien no arriesga, no gana.