Buena muestra de cine negro, aunque, como ya se ha apuntado en numerosas ocasiones, resulta liosa y confusa. Y sin tener la seguridad de señalar como culpable al guión, al montaje o a ambos, no queda otra salida que reconocer la dificultad que tiene el cine negro. Derribemos el mito de que la comedia es lo más difícil, pero bien nos reímos con los chistes más facilones o pueriles (véase “Agárralo como puedas” o “Aterriza como puedas”, y son incluso buenas). Pero la dificultad del cine negro supone el mayor reto; construir una maraña de personajes que van cambiando el rol de inocente o sospechoso, situaciones que se desean ocultar hasta llegar a determinado momento, relaciones y acciones que no vemos de forma explícita, reconstrucción de los hechos sin que sean ni muy complejos, ni demasiado simples. Y un largo etcétera de condiciones. Para ello se exige un guión impecable, una dirección y actuaciones sobresalientes, una banda sonora a la altura, una fotografía sensacional y mucho más. Difícil.

Las andanzas del socarrón, astuto y bajo (no creció más, pero “hizo lo que pudo”) detective Philip Marlowe se ven envueltas en una trama muy enredada en la que las escenas insinuadas no hacen sino complicarlo aún más. Sirva de ejemplo que por estar la hija menor del general somnolienta en un sillón, medio vestida con una bata fina y con una cámara escondida en una escultura, ya tenemos que reconstruir la escena como que la han drogado y desnudado para hacerle una sesión de fotos eróticas para sacarles partido después. O si no bastara con esto, se insinúa una supuesta relación homosexual con unos celos de por medio que parecen ir dirigidos hacia una mujer, pero no queda claro si es realmente así. Estos impedimentos solo hacen crecer la confusión del espectador aún más, en unos tiempos en los que estamos adaptados a que se nos muestre todo sin tapujos y lo más explícitamente posible, al malacostumbrado público del siglo XXI el hecho de que le escondan situaciones ante su mirada le resulta desconcertante.

A pesar de todo, es una gran película de cine negro, con una labor sobresaliente en todos los aspectos, con unas frases para el recuerdo fruto de las perlas que suelta el tal Marlowe, y que en definitiva el resultado es satisfactorio y recomendable.