Siempre agradezco películas sobre los tiempos actuales, las redes sociales, celebrities y demás, y suelo decepcionarme por su frivolidad y superficialidad. Iñárritu me ha dado un soplo de vida con este film. El planteamiento localizado en Broadway está utilizado a la perfección, sin pedantería y sin excesivas florituras; el retrato del teatro como escenario de la historia es magnífico, ayudado por una fotografía muy lúcida. El uso de los efectos especiales es limpísimo, de nuevo adornando en su justa medida. El guión ataca tanto desde la perspectiva interna, maravillosamente interpretada por un Keaton atormentado por un pasado oscuro como actor supertaquillero y banal, como desde la externa, criticando a los críticos, valga la redundancia, y a todo el jaleo que se arma ante la fama de la era tecnológica que vivimos. Creo que Birdman quedará como referencia para evaluar películas de este estilo en el futuro. Y ha dejado el listón alto.