Jimmy y Gretchen, que se quieren pero que no quieren decírselo el uno al otro. Que desprecian los compromisos pero se van a vivir juntos. Que odian los convencionalismos pero espían a las parejas perfectas. Que son menos tiernos que un bocadillo de mármol pero se preocupan por los problemas de su no-pareja.

El primer episodio de la serie es una pequeña bomba de relojería diseñada para volar la comedia romántica por los aires. Es cierto que algo falla después y la detonación no es tan destructiva como estaba planeada. Y es que la comedia romántica soportaría una docena de explosiones nucleares, tal es su solidez. Aún así es imposible no empatizar con estos dos individuos egoístas, antisociales y problemáticos. Con sus neuras y sus dudas, con esa relación a trompicones que viven, con esos amigos y familiares que son aún más absurdos y desquiciados.

A medida que avanzan los capítulos la serie pierde cada vez más acidez, pero para entonces Jimmy, Gretchen y su mundo ya te ha atrapado. Y apetece seguir viendo su historia de pareja, sus locuras y las de su estrambótico grupo familiar y de amigos.

Ojalá resistan el desgaste.