Existen muchas razones para hacer que una película se ajuste al particular parámetro de calidad de cada uno: Un tema interesante, un buen guión, un director inspirado... Apurando nuestra cinefilia podemos llegar a la fotografía, la música o el diseño de vestuario.

Pero muchas veces olvidamos a los principales responsables del buen funcionamiento de una película, los actores y actrices que componen el reparto. Un buen elenco de actores puede hacer digerible cualquier marcianada. Y un mal casting puede hundir una obra maestra en potencia.

Y si hubiera que poner un ejemplo de un grupo de actores en estado de gracia, podríamos poner al de esta película. The cooler es una buena película, una historia más o menos convencional sobre los perdedores y su busca de la redención, la mirada traviesa que Hollywood dedica cada poco al reverso tenebroso del sueño americano. Con otros actores se quedaría en eso, en una buena película. Pero Macy, Bello y Baldwin agarran sus papeles, les dan la vuelta del revés y se los devuelven al espectador como un espejo del alma humana, demostrando que actuar es un arte y que para eso no vale cualquiera.

Cada plano de Macy es, simplemente, un poema visual. Un ensayo sobre la derrota y la humillación, sobre los sueños rotos y el destino. Pero es incluso superado por una Maria Bello en estado de gracia. Su interpretación es tan buena como la de Macy, pero, tal vez por su relativa novedad, resulta aún más demoledora y atractiva. Incluso Baldwin parece sufrir un extraño acceso de talento.

Más allá de lo que cuenta, The Cooler destaca por quién y cómo nos lo cuenta, por dar una pequeña gran clase de interpretación, por recordarnos que son ellos, los "cómicos", los que sostienen un arte tan antiguo como el de contar historias y emocionarnos con ello.