No es esta la película más interesante del género de espías y agentes secretos que se haya hecho. Probablemente ni siquiera estaría entre las cincuenta primeras. El guión va a tope de tópicos y lugares comunes, es en ocasiones demasiado confuso (de hecho creo que el montaje lo ha hecho aún más confuso) y no ofrece nada que no hayamos visto ya decenas de veces.

También es cierto que Brosnan arrastra el sambenito de haber sido el James Bond moderno por excelencia, lo que parece ser un handicap para cualquier papel que recuerde al espía más famoso del cine. Y más si en este caso es una especie de 007 retirado.

Pero lo cierto es que el actor irlandés no lo hace mal en estos roles, probablemente los que mejor sabe interpretar. Y la película tiene algunos pequeños elementos que le dan valor. Por ejemplo la frialdad absoluta con la que el protagonista trata a cualquiera que se cruce en su camino, en especial la novieta de su ex-alumno/némesis, lo que no es habitual en un protagonista (siempre bondadosos, caritativos y sensibles). También resulta muy interesante la asesina rusa, claramente desaprovechada. O la presencia de Kurylenko, cuya belleza eslava eclipsa cualquier apreciación dramática. Aunque solo saliese, saludase y se fuese ya sería una gran actuación...

En definitiva, no es una obra de arte pero sirve para pasar el rato. Y repito que creo que el montaje le ha hecho un flaco favor al guión original. O eso se intuye en muchas extrañas carencias del resultado final.