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Voto de Cautivo del mal:
8
7,0
2.711
Drama
Cuando Luis, soltero y de mediana edad (José Luis López Vázquez), viaja desde Barcelona para enterrar a su madre en el panteón familiar de Segovia, se reencuentra con sus familiares y es alojado por su tía Pilar en su antigua casa, donde pasó el verano de 1936 y parte de la guerra con ella y su familia. Allí, rememora su infancia, especialmente el amor que sentía por su prima Angélica.
15 de abril de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La memoria como ariete para derribar los portones tras los cuales resiste ese ejercito de circunstancias que ha hecho de nosotros quienes somos. Así arremete Carlos Saura contra la infancia de Luis (un José Luis López que logra viajar en el tiempo tan solo con la mirada) hasta abrir de nuevo la herida de amor por su prima Angélica (Lina Canalejas). Se trata de un drama donde lo psicológico entra en el terreno del surrealismo sin perder pie en una realidad marcada por lo más rancio del providencialismo conservador y aquellos estertores del franquismo oficial de los años setenta. La trama funciona desde el conflicto interno de los personajes, que se desdoblan en un doppelgänger temporal fascinante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El desencuentro de estos particulares dobles se cierne sobre el tramo final de la película. Así, en 1938, Luis todavía hallaba en su interior la fuerza necesaria para cambiar su destino. Sin embargo, entonces, Luis era tan solo un niño y fuerzas superiores impedían la consecución de sus planes. Resulta desconsolador la escena donde uno desea que esa bicicleta pueda llevar a Luis y Angélica en su huida de Segovia a Madrid pero, claro, todo es en balde. El sueño de un niño y de su primer amor. Por otro lado, más de treinta años después, en 1973, Luis ni siquiera puede llevar a cabo la materialización de sus sueños, porque ahora sí podría llevarse a Angélica consigo. Sin embargo, ahora ya, ni siquiera halla la fuerza necesaria. Es la negación de la felicidad o, quizá, la melancolía de una generación, la de la posguerra española, incapaz de encontrase consigo misma, perdida en una concupiscencia de sentimientos velados por la férrea educación de aquellos tiempos, de aquella dictadura nacional-católica. Al final, todo queda abierto al futuro, cuando la nueva generación, encarnada ya por la hija de Angélica, se niegue a hacer de su cabello suelto una recta y casta trenza, tal y como le ocurre a ella, a la madre, a la prima Angélica del título, en 1938, en el último plano de este film, potente y valeroso, escrito por el propio Carlos Saura con la inestimable ayuda de Rafael Azcona.
https://cautivodelmal.wordpress.com/
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