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España España · Bcn-Vigo-Malg-Mad
Voto de AngelsRup:
6
Drama Teresa cambia sus planes de vacaciones para ayudar a su madre, que ha sufrido un pequeño accidente. Madre e hija pasarán juntas un verano de lo más sofocante, en el que no conseguirán ponerse de acuerdo ni en las cosas más triviales. Sin embargo, la obligada convivencia removerá más de lo esperado y en las noches estivales Teresa vivirá momentos reveladores junto a su madre.
9 de marzo de 2024
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para su Directora, Celia Rico, hacer esta película ha sido como continuar una conversación sobre las madres, que suele tener con sus amigas. La película es como un lugar para dialogar y que haga continuar al público con ese diálogo después de verla.
Hay muchas hijas dependientes de una madre muy pesada. Igualmente, en esta película se muestra la dependencia de los móviles y de los aparatos electrónicos, de una manera sutil, muy integrada en la historia.
Se plantea cómo nos vinculamos con nuestras madres. Qué significa el amor condicional de madre e hija, cómo se traspasa eso cuando llegas a la cuarentena. También cómo sería la relación de una hija que siempre será hija y nunca madre, cómo será si eres hija para siempre.

María, la hija, vive más pensando en las cosas que no le han pasado, en lugar de lo que sí le ha pasado, incluso en una no-relación con un galán a través de un teléfono. Es curioso que un teléfono móvil te hace sentir cosas, te emociona al escuchar música, sonidos o una voz. Tiene una relación muy poco clara, a través del teléfono, que es lo menos real que hay, simplemente enviar un corazón, un enlace a una canción, aunque puede lograr hacerte sentir cosas o inventarte cosas.
También es una muestra de cómo se relaciona la madre con la tecnología, que es una ventana maravillosa, con todo lo bueno que ofrece internet.
Es un cine muy veraz, da la sensación de haberse asomado a la casa y a la relación de esta madre e hija, y hay una química muy especial entre ellas, todo encaja con una apariencia casi de improvisación, pero hay un trabajo previo muy grande de confianza y de guión.
Adriana Ozores comenta que el crear una cápsula, amorosa y meticulosa, entre la madre y la hija, ha sido posible de forma intuitiva, se aislaron la una de la otra de alguna manera, para crear dos universos diferentes y poder relacionarse con perspectiva entre ellas. Como la madre cascarrabias que saca la flaqueza a la hija.

Es interesante esta película porque la historia de relación de madre e hija puede acabar siendo perversa, por los estereotipos que se han ido creando con la literatura, históricamente. Sin embargo, la película es el balance de la vida de la hija que, a sus 42 años, se pasa la vida proyectando las vivencias que no le han pasado.
Una secuencia preciosa es cuando se lee en voz alta el pasaje de un libro, que es el poema “La esperanza tiene alas”.
Tenemos un tabú de lo que significa la soledad a partir de una edad. Esta historia es la metáfora de la vida del personaje, de la hija, de Teresa. Donde un muchacho la pone en el presente, la devuelve al momento que vive en la actualidad y no sobre lo que no le ha pasado.
Hay pocos referentes de madres o de mujeres que no tienen descendencia, que no tienen pareja, que están solas y que aún sigue siendo un tabú para afrontarlas y contar esas historias.

Hay una línea de finísimo humor a lo largo de toda la peli. El chiste, la escena del muchacho con ella, supone una azaña de las conversaciones que tiene con su amiga, la frescura.
Ser solitaria no significa tener soledad.
La hija no pertenece a ningún lado. Incluso cuando va a integrarse con el resto del pueblo, en el cine, cae la lluvia y trunca ese acercamiento. La película casi es un documental de esa soledad, esa relación entre madre e hija, esa hija que será para siempre hija y no reconocerá nunca el papel de madre porque no tiene descendencia. Pero no pasa nada, no se acaba el mundo por no tener una pareja estable, o no tener descendencia. Los hijos no han venido al mundo para cuidarnos.

En cuanto al rodaje y al guión:
En “Viaje al cuarto de una madre” hubo muchas cosas sin resolver, donde una madre cuida a una hija. En esa película se ha hecho la continuación a esa carencia, haciendo que una hija cuide a la madre.
Pocas veces se encuentra un actor delante de una autora comprometida con lo que quiere contar. Eso quiere decir que no hace ninguna concesión, muestra el tema con toda la desnudez, tanto de la madre como de la hija, y eso cuenta con un gran valor, tanto para los actores que lo interpretan como para el público que lo recibe.
Es un regalo de cariño, respeto, entrañable, que hace tener ganas de querernos y de cuidarnos, sin que sea la ñoñería el punto de partida. Los cuidados tienen que pasar por toda la sociedad, tenemos que pensar cómo cuidamos a otros y cómo nos cuidamos a nosotros mismos.

El personaje de la madre surge de conversaciones con sus amigas. A raíz de su anterior película muchas personas le contaban cosas de sus madres, con lo que Celia Rico disfruta, se va empapando de lo que le cuentan y con las reflexiones buscó una lista de películas de madres e hijas, pero no hay tantas, no hay muchas que cuenten la historia desde el lugar de las hijas.

Hay pinceladas de las madres de las amigas de la Directora, aunque también hay de la propia madre, como ese uso del abanico y la frase de “Empieza a tomar soja, para prepararte a la menopausia y sus calores”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
AngelsRup
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