El otro día vi Cinema Paradiso y me gusto bastante, es un homenaje al cine utilizando como excusa el cine en un pueblo que llevaba alegría en forma de imágenes para sus habitantes. Es difícil no emocionarse porque es lo que buscó el director, melancolía en estado puro, la niñez perdida y las raíces olvidadas en una decisión difícil de renuncia del protagonista a sus orígenes. Un error en mi opinión, sobre todo si nuestras raíces son sanos recuerdos.

Siendo otro tipo de película, tiene ciertas similitudes con Volver a empezar de José Luis Garci, ambas rinden un sentido tributo al cine, ambas ganaron premios internacionales, ambas fueron ignoradas en un principio en sus países de origen hasta que la academia de Hollywood las encumbró y fueron redescubiertas. Y las dos buscan la lágrima fácil. Ademas Guiseppe Tornatore contó con la ayuda de Ennio Morricone y su hijo en una excepcional banda sonora.

Pero Cinema Paradiso toca las tres etapas de la vida de un hombre, una niñez feliz descubriendo el séptimo arte y participando de la magia. Una adolescencia agridulce donde Totó descubre el amor, el primer amor, el subidón de ver a su amada y realidad de las circunstancias. Ya maduro Salvatore, vuelve al pueblito italiano y recuerda su vida pasada, a todos nos tocará hacer un repaso del pasado y de nosotros depende recordarlo con una sonrisa y/o con una lágrima.