Un cinco es una puntuación un poco alta para este producto puramente comercial que se basa en el éxito de sus predecesoras, de las que pretende independizarse sin conseguirlo.
Con lo divertidas y originales que fueron las primeras, la primera fue una de las mejores películas de los noventa.

Muy poco original en su puesta en escena, un guión refrito de películas de superheroes mezclado con espías del tipo James Bond, no aporta nada nuevo.
Lo único que se salva es el reparto, una pareja protagonista con una vis cómica que ya ha funcionado en Thor: Ragnarok, la química es innegable y se han prestado a este experimento.
La participación del gran Liam Neeson da calidad a la cinta porque siempre actúa bien, aunque es capaz de trabajar en películas de todo tipo de pelaje.
Mi memoria falla a veces y escribir sobre las películas que veo me ayuda, concretamente en este caso para recordarme en un futuro que ni se me ocurra volver a ver esta película.