Luego de un comienzo más o menos interesante, impresiona cómo la crítica y el público se deslumbra con una película llena de metáforas inverosímiles para explicar de manera casi didáctica las diferencias entre las clases sociales. La estructura no va más allá de lo visto en alguna telenovela donde el la novia entra en el justo momento en el cual el novio se está besando con otra. Escenas interminables, abuso del vuelco en la trama solo por dar un vuelco y no por decir algo importante. Es una película esquemática, de discurso fácil, casi infantil, didáctica con metáforas simples y con actuaciones nada resaltantes. Digna ganadora de un Oscar, porque eso es el Oscar: premia lo popular, no lo excelente.