La belleza de Venecia en el cine ha sido capturada en películas como "Amenaza en la sombra" o "Veneciafrenia", pero nunca se ha reflejado como en esta obra de Schrader, una película en la que cada frame está pensado y donde se representan por igual las bellezas diurna y nocturna. Además, como en las películas citadas, aquí también sale a relucir el misterio; las laberínticas callejuelas dan pie a ello, pero sobre todo la presencia del arte arquitectónico, el de la moda, o el de la pintura. La estética es tratada con respeto y por esto mismo se convierte en una película atemporal en la que se muestran los recovecos del amor. Ahí es nada. La música de Baladamenti nos hace adentrarnos en otra realidad, tal y como sucede en "Eyes Wide Shut", y es ahí, en ese otro lado, donde Schrader puede hacer con el espectador lo que quiere. Un final u otro no pueden cambiar en absoluto tu impresión y opinión sobre esta película en concreto, pues nunca lo formal tuvo tantas connotaciones psicológicas. Nada aquí es plano ni obvio, y tampoco es una película para todos los públicos, pero quien conecte con ella en los primeros cinco minutos se quedará de vacaciones con esa bella pareja, tan cercana y lejana al mismo tiempo...a la vez que uno se siente observado, pero ¡qué diferente la intranquilidad cuando te rodea una belleza de estas dimensiones!