Especifico que el dos no es por la serie en sí misma, que también, sino por las altas expectativas y palabras de la gente respecto a ella. Todavía no entiendo qué aporta. El mundo después de Black Mirror no es el mismo y no es fácil innovar respecto a esa misma temática, menos si cabe con toda la serie de clichés que plantea, más cercanos a un culebrón comercial que a una serie que nos haga pensar y temer. Con un inconfundible filtro progresista, parece que nos descubre el futuro cuando lo único que hace es disfrazar el presente. En la familia no falta ningún ingrediente de los que requiere un producto comercial en el tipo de sociedad de alta corrección política en la que vivimos: una señorita de color, otra con un problema de discapacidad o una pareja homosexual. Intenta llegar a través de un sentimentalismo fácil y manido. Dirigida a un público no exigente. Si además, como en mi caso, la comparas con Black Mirror, la serie queda muy lejos de lo que parece ser.