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España España · Pamplona
Voto de Meroe:
10
Drama Las hermanas Jane y Blanche Hudson fueron estrellas infantiles de Hollywood, pero sus carreras siguieron trayectorias muy distintas. Mientras que Jane, al crecer, fue olvidada por el público, Blanche se convirtió en una actriz de éxito. Tras un misterioso accidente de coche, Blanche quedó postrada en una silla de ruedas al cuidado de su hermana Jane, que disfruta atormentándola. (FILMAFFINITY)
9 de febrero de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bette Davis y Joan Crawford en un enfrentamiento sensacional y aterrador. Dos bestias cinematográficas de alto voltaje al servicio de una de las visiones más cáusticas del mundo de Hollywood. La añoranza de un pasado de esplendor, el odio, los celos, la humillación y la rabia se agitan en la coctelera del realizador para construir un bebedizo ponzoñoso; un cocktail venenoso que desembocará en tragedia (de connotaciones casi griegas) para las dos hermanas a las que dan vida ese par de actrices insuperables.
El escenario principal en el que transcurre la mayor parte del film es la vieja mansión que la familia Hudson poseía en una barriada de Los Angeles. Sus padres ya han muerto. La casa es oscura y tétrica; tan deteriorada como la propia Baby Jane, la cual vive de los recuerdos de su niñez, en compañía casi perenne de una de las viejas muñecas que se fabricaron a su imagen y semejanza. Aldrich retrata con una sordidez espeluznante todos los rincones del domicilio en el que conviven las dos hermanas. Blanche, la inválida, a duras penas sale de su habitación en la silla de ruedas. Las largas escalinatas para acceder a la planta baja, para ella, toman la forma de las rejas de una celda. No puede escapar de una hermana a la que pretende encerrar en el manicomio y Baby Jane, a sabiendas de sus sombrías intenciones, iniciará una guerra sin cuartel en la que se mezclarán la tirria y la exasperación.
El Gran Guiñol está servido. Robert Aldrich lo maneja con una minuciosidad propia de un relojero. No son necesarios los efectos especiales ni los sustos inesperados para mantener al espectador en vilo. La angustia forma parte de la normalidad cotidiana en el hogar de las hermanitas.Una se pasa el día cantando y bailando vestida de niña pequeña; la otra sufriendo en silencio entre cuatro paredes, encerrada a cal y canto. El horror y el suspense están a punto de aunarse en perfecta comunión.
Un duelo interpretativo difícil de olvidar. Dos grandes damas del cine cara a cara. Una disección magistral de la locura como instrumento de evasión mental. Un melodrama brutal y siniestro. El horror hecho celuloide. Un film con personajes decadentes y patéticos. Una bofetada al Hollywood más lujoso.
Meroe
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