Muy buena película. No sabría decir qué personaje me ha gustado más: el interpretado por Lee Marvin o Toshiro Mifune. Si se le puede considerar una buena película (siempre que te guste claro que para gustos, colores) es gracias a la enorme interpretación que hacen estos dos grandes actores.
En realidad el argumento es sencillo: dos soldados de bandos contrarios en una isla desierta. No hay más pero aquí es donde empiezan los matices: el odio de una guerra a la que los dos han sido arrastrados, el hambre y la sed, la falta de comunicación alimentada por ese odio de la guerra pero también, por los diferentes idiomas.

Sí que me ha hecho gracia la socarronería del americano frente a la seriedad del japonés (y ya no hablemos del chiringuito de supervivencia que tenía montado uno frente al vacío del otro).

Es una película muy recomendable por el duelo interpretativo de dos grandes actores.