Xavier Gens reaparece con una película cuyo punto de partida ya la hace interesante de forma irremediable: un grupo de gente atrapada en un bunker debe sobrevivir ante la presión de saber -o tener la sensación- de que el exterior ha sido exterminado en un ataque nuclear. Exacto, eliminando esto último (que es intercambiable por cualquier otra excusa), ya has visto "The Divide" con nombres como "Cube" (Vincenzo Natali, 1997), "The Hole" (Nick Hamm, 2001), "Saw 2" (Darren Lynn Bousman, 2005) o por citar alguna clásica, "El ángel exterminador" (Luis Buñuel, 1972). Todas las citadas son mejores que ésta a pesar de que sea imposible negarle al realizador de "Hitman" (2007) cierta potencia visual y habilidad como narrador.

Nada de esto tiene su origen en el guión, que por otro lado sólo sabe jugar con clichés mil veces vistos hasta el punto de parecer, al principio, un explotation rodado a mayor gracia de Michael Biehn (vamos, como las películas infumables de Bruce Campbell que sólo se filman para que sus fans aplaudan). No es que la cosa se haga mucho más digna a medida que avanza la historia pero sorprende lo que entretiene incluso manteniendo siempre una capacidad fascinante para mosquear al espectador. La primera mitad es más calmada y es en la segunda donde todo se va al carajo y se convierte ésto en una película de excesos y grandilocuencia vacía, con música de esa que ensordece y que sólo marca el ritmo sin saber que su labor es complementar, no reemplazar a la imagen. Como digo, es aún así sorprendente cómo la cosa puede aguantarse y sus últimos 5-6 minutos tienen una mala hostia considerable, que la hacen casi casi aprobable. Su última escena es tan irónica que tras haberla visto (y en el ambiente del Festival de Sitges, con aplausos en cada muerte o escena grotesca; y hay unas cuantas) me es imposible discernir si debo aprobarla o suspenderla, porque mala es un rato, pero también podría convertirse con el tiempo en uno de esos "guilty pleasures" que aceptas aún al margen de su calidad. No diré que merece la pena verla, pero yo tampoco lo he pasado muy mal haciéndolo. Eso sí, a ver si dejan de darle papeles a Milo Ventimiglia, qué malo es el tío.