Respetadísimo entre los círculos más "frikis", Joss Whedon se ha ganado a pulso ser el George Lucas de los últimos veinte años. Inició su carrera en televisión, escribiendo el guión de una película horrible que daría pie a una de la series de fantasía más seguidas de la historia "(Buffy, la cazavampiros), injustamente infravalorada, por cierto, pues encierra mucho más interés del que puede parecer; para continuar con varios spin-offs, seguir trabajando en guiones (Titan A.E, por ejemplo, o Toy Story, salieron en parte de su puño y letra) y alcanzar su cumbre con la space opera más memorable en decadas, la tristemente malograda "Firefly". En "Cabin in the Woods" vuelve a encargarse del guión, un filme dirigido en 2011 por Drew Goddard y estrenado este 2012 en todo el mundo, ahora que la 'marca Whedon" está en su mejor momento por el extraordinario éxito que sido Los Vengadores, a nivel económico y -sorpresa- artístico.

"Cabin in the Woods" es sin embargo una película de menos vuelo, cuya única ambición es convertirse a toda costa en una película de culto. Si bien otras lo han logrado desde la modestia y a través del paso del tiempo (la trilogía Posesión infernal, de Sam Raimi) aquí Whedon fuerza la máquina para buscar la referencia en cada diálogo, el guiño en todas las secuencias posibles, lo que le sale bien la mayor parte de las veces pero en otras se ven demasiado los mecanismos, consiguiendo crear cierta antipatía. Por suerte pronto se olvida con algun puntazo memorable, convirtiendo la película en un placer, un entretenimiento que pese a creerse "el más listo de la clase" funciona la mayor parte del tiempo.

Si bien su primera mitad la dedica a desarrollar unos personajes que llevamos viendo 40 años en el cine de género, lo que transcurre en la parte final es lo más memorable de todo. Whedon desata toda la artillería dando pie a una última media hora alocada, memorable, con un final fantástico. Menos natural y orgánica que "Detention" de Joseph Kahn, pero aún así -por supuesto- estimable, "Cabin in the Woods" se suma un tanto al mostrarnos casi a modo de making of el cómo funcionan los mecanismos del género ahora que nos lo sabemos de memoria, en una especie de slasher intelectual que queda por debajo de otras comedias de terror y/o sátiras del género como la reciente "Tucker & Dale vs Evil", la citada "Detention" o la película clave para entender este nuevo formato, la cada vez más reivindicable "Scream" de Wes Craven. Una atracción digna de verse y disfrutarse pero que, insisto, a costa de forzar tanto sus herramientas termina por dejar a la vista sus trucos.