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Voto de Caith_Sith:
3
Thriller. Intriga Thomas Craven (Mel Gibson) es un veterano investigador del departamento de policía de Boston cuya hija de 24 años, Emma (Bojana Novakovic), es asesinada. Thomas decide entonces intentar averiguar por qué su hija acabó de forma tan trágica, y descubrir quién ha acabado con la vida de la persona a la que más quería. (FILMAFFINITY)
7 de marzo de 2010
5 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso lo de Martin Campbell, un director que ha estado diez años para hacer su segunda película sobre límites (en 2000 estrenó "Límite vertical", que no he visto ni tengo pensado ver) y que, para su nuevo trabajo, se olvida de que en todo, absolutamente en todo, hay un límite. Sí, he repetido esa palabra varias veces, pero así tiene más musicalidad. Y es que "Al límite" (otra vez) no sabe dónde debe parar ni en qué momento quedarse, serpenteando entre el drama, la acción, el thriller y la comedia (¿involuntaria?). Es una película que empieza de forma, digamos, curiosa: una grabación casera con una niña haciendo el tonto (no se me ofendan los padres amantes de las películas made in da house), precede a una escena en la que Gibson va a recoger a su hija a la estación. Se ha pegado un viaje para ver a su papi, un policía al que le pesan los años. Y de buenas a primeras, la tía empieza a vomitar. Pasan los minutos (no reales, sino dentro del film) y la pobre chiquilla empeora, la cara se le pone pálida, los labios se le estropean (como si se estuviese congelando), no es capaz de decir las cosas en condiciones, sigue potando, ahora sangre. Y Gibson, que ha demostrado en casi toda su filmografía ser un gran padre y entendedor del ser humano, decide llevársela al hospital. En el reloj interno de la película han pasado varias horas, lo que en tiempo real -es decir, el tuyo, pobre espectador- no llega a diez minutos. Pero es tiempo suficiente. Cuando Gibson AKA Padre del milenio abre la puerta, un coche está plantado delante de su casa y un hombre saca una recortada y le pega un disparo a la hija de nuestro amigo William Wallace. Hay un silencio, el cuerpo de la cría sale volando y se cae dentro de la casa, con un efecto hipergore que casi te salpica en la cara, Gibson se encuentra atónito. Para cuando sale del shock ya ha tomado una decisión: debe vengarse.

Gibson come, mea y caga las letras que forman la palabra VENGANZA. Desde "Rescate" hasta "Braveheart", sus películas giran en torno a lo mismo y, amigos, aquí no hace otra cosa más que intentar entender porqué asesinaron a su retoño enfermo, como todo buen padre, desmantelando agencias gubernamentales por el camino, claro está. El problema es que hay que ser tonto para matar a la hija de Gibson. ¿Es que los asesinos no han visto "La pasión de Cristo" o "Apocalypto"? ¿De verdad quieren que me crea que alguien, en su sano juicio, asesinaría así a la hija de este gran padre y mejor persona, que casualmente ha rodado dos -de las cinco- películas más ultragore del cine reciente? Total, que se lo tienen merecido. Y yo, que me esperaba una película de acción moderadamente decente, también. Ahora me queda la duda: ¿es ésta una comedia involuntaria o debo tomarla en serio?. De una forma u otra, lo que pienso -y seriamente- es que "Casino Royale" le salió de milagro. Y, evidentemente, que aquella no tenía al protagonista apropiado. Gibson, we love you. Please killing me softly.
Caith_Sith
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