"Manos" se ha ganado a pulso el estar considerada una de las peores películas de la historia. Obra de un americano chiflado, la hizo con cuatro duros para ganar una apuesta y misteriosamente ha trascendido hasta el punto de ser conocida globalmente. La premisa es bastante interesante: un matrimonio con su niña se pierde por un camino que les lleva a otra dimensión, una fundida con la real de la que no tienen escapatoria. Tras vagar por ahí, localizan una especie de hostal rural regentado por un extraño personaje: Torgo. Y aquí me paro.

Torgo es posiblemente uno de los villanos más brillantes que he visto en una comedia. O lo que sea "Manos". Un hombre pelirrojo, a lo escocés, repleto de barba y con un sombrero de paja. Con una postura extraña y un andar aún más, con unas piernas absurdamente dobladas y una voz entrecortada, tartamudeando, mientras mueve los ojos efusivamente para decir gilipolleces como "Mi amo no está aquí". Un puto crack que, sin duda, eleva esta bazofia desde el suelo hasta el primer escalón de la carroña. Vamos, de ahí el 1.

De todas formas, pese a la aportación de Torgo, la película es un pedo mental. Incluso obviando su ajustado presupuesto, sus limitados medios técnicos y la inexperiencia de Warren, es una obra patética, con escenas que cambian de lugar a los personajes, que en una toma están al lado de una puerta y en la siguiente aparecen sentados en un sofá. La desconexión es tal que casi se nos insta a localizar errores para reírnos compulsivamente. Además, tiene escenas bochornosas como la pelea entre las mujeres del MALIGNO, o ese final que chirría por todos los lados.

La verdad es que viendo la nota de la película, mi crítica no aporta demasiado. Pero no quería perder la oportunidad de pedirle públicamente a Torgo que me sodomice. Qué grande.