Creo que hay poco que añadir sobre las virtudes de esta excelente película de Sam Mendes. Sin embargo, sí me gustaría comentar algo sobre las críticas más duras que está recibiendo, y que van centradas sobre todo en un guión demasiado simple. A todos nos enamora una buena historia, emocionante e intrincada, pero señores, el buen cine no es solo un buen guión.

Parece que a parte del público se le olvidan el resto de factores que pueden hacer del cine arte, más allá de una gran historia. Es algo que no pasa en la literatura, donde entendemos perfectamente que muchas veces la más pura cotidianeidad o una historia sencilla puede esconder una auténtica obra maestra narrada de forma sorprendente y rompedora (Rayuela, La Colmena, En busca del tiempo perdido...). No es solo lo que se cuenta, sino también el cómo.

Igualmente, en el mundo del cine una historia sencilla como la que vemos en esta película (un soldado que debe ir de A a B) puede producir una experiencia cinematográfica única, electrizante, inmersiva y surreal como la que experimentamos aquí: una Odisea del siglo XX o un descenso a los infiernos de Dante en el que literalmente nos sumergimos en los horrores de la guerra. La proeza técnica y narrativa de esta película es la que hace que sea una auténtica obra maestra, más allá de que haya detrás una historia "clásica" con personajes que evolucionan, giros de guión y finales autoconclusivos.