Redención, es la palabra que mejor define esta película, viene a tu mente cuando tan sólo llevas 30 minutos de visionado y no se alejará de tu pensamiento durante el resto de la cinta.
El hombre deprimido que encuentra la redención al aceptar la propuesta de entrenar al equipo de la escuela secundaria Bishop Hayes y que es consciente que esta puede ser la última de una serie de segundas oportunidades que le brinde la vida.

Affleck interpreta a Jack Cunningham, quien aparentemente, como bien dice el crítico Ian Freer de la Revista Empire, “vive en una canción de Bruce Springsteen”. Hombre de mediana edad, divorciado, empleado de la construcción y con una profunda adicción al alcohol. Nuestro protagonista es una leyenda del baloncesto venida a menos, al cual le ofrecen un trabajo de entrenador, precisamente en la escuela donde forjó su legado como jugador.

Quizás a partir de aquí llegues a pensar que la parte correspondiente al equipo de chavales y su periplo por el campeonato baloncestístico ya lo has visto, hay demasiado material rodado sobre este tipo de películas, sería una más. Además, O’Connor sabe cómo recrear la acción deportiva, es convincente y real, como ya mostró en sus películas deportivas anteriores: Miracle o Warrior.
Pero no, O'Connor y el guionista Brad Ingelsby no permiten que la historia deportiva inunde el ángulo personal.

Lo que la hace a esta cinta distinta y especial, es la otra película, la de Affleck y su personaje. La sensación de auto desprecio y disgusto que, con su gran actuación, consigue hacer correr profundamente dentro de Cunningham. Logra mostrarnos las complejas emociones y el eterno trauma de su personaje, su lucha por ver una salida del estilo de vida en el que ha caído. Cuando la película fue estrenada, en EEUU, Affleck en el New York Times, detalló los aspectos personales de la película, enfatizando cuánto de sí mismo había invertido en el papel de Jack Cunningham, y que se basó en su propia experiencia de alcoholismo y rehabilitación para aportar autenticidad al personaje. Estas declaraciones se hacen latentes en la película, su representación es auténtica, Affleck: es convincente de ver, quizás incluso más sabiendo que hay algo de verdad en todo.

En “The Way Back” verás a un “Sad Affleck” que te demuestra lo gran actor que puede llegar a ser.

Reseña escrita por Luis Enrique López para el Blog de 5conocimiento.