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Cine negro. Intriga
En 1952, mientras Eva Perón agoniza, un mediocre detective privado, Corvalán (Ricardo Darín), se ve envuelto en una historia muy poco convencional. Contratado por Gloria (Julieta Díaz), una bella y misteriosa mujer, para lo que parece un rutinario trabajo de seguimiento, descubrirá, poco a poco, un violento entramado de venganza y ambición. A pesar de los consejos de Santana (Diego Peretti), su socio en la agencia de detectives, ... [+]
1 de junio de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo también soy una mitómana. Y una de mis “veneraciones” es el cine negro americano. Las pelis de detectives. Ese Philip Marlowe, Sam Spade o Harper, de traje oscuro, gabardina y sombrero grises, coche negro y despacho tenebroso, en cuyo cristal siempre acechaba la sombra esbelta de una rubia platino, o la silueta perfecta de una hermosa mujer de cabello oscuro, con raya al lado, ojos húmedos, boca roja (eso siempre se veía a pesar del blanco y negro). Desvalidas y mortíferas, peligrosas e irresistibles, viudas negras o mal casadas con el ganster más peligroso (también) de la ciudad. Muñecas con labios de doble filo, que por un lado matan y por el otro asesinan, y por los dos enamoran. Porque Sam, Philip o Harry se enamoraban de ellas como si nunca hubieran esperado otra cosa. A pesar de su cinismo y su experiencia, caían rendidos al primer pestañeo de la rubia de turno, y con el primer cigarrillo, lágrima o beso de la bella ya habían muerto de un disparo certero al corazón. Porque, a partir de haberlas conocido, todo de lo que podía salir mal, salía. La ley de Murphy se escribió para ellos. Pero de esas relaciones catastróficas, en esos cataclismos de violencia, pasión, celos, muerte, alcohol y pistolas, en esos guiones o novelas, sin mucha historia, pero con mucho cine y un inmenso talento, surgieron unas películas inolvidables que sus admiradores adoramos con la pasión y el sino fatal de los curtidos detectives por las mujeres hermosas.
Lo peor de todo ello, de ser mitómano, digo, es cuando te tocan los… mitos. Eso jode. “La señal” no es una mala película. De hecho, tiene los ingredientes de esos peliculones que muchos adoramos, pero le falta el toque del chef, el genio, la originalidad, la pasión, el punto, la creación… en fin… está soso.
El detective está bien pero no sabe a nada. “La mujer fatal” es buenecita y sinsorga. La historia es esquemática. La ambientación cruje, porque cientos de sombreros y gabardinas grises no crean la ilusión de una peli de cine negro, solo de que el día amenaza lluvia… La música es muy bonita, eso si. Y luego, lo mejor de todo, está Peretti. Ese sí que es, para mi, el toque maestro de esta peli. El amigo, y socio, del detective es genial. Es un personaje original, auténtico, atractivo, interpretado por un actor lleno de fuerza y personalidad. Él es el auténtico carisma de esa película. El detective susurra, la mujer tiene mala música y él es un detective amargo y sabio en una ciudad de luto y lluvia que habla con letra de tango apache. Un portento.
Lo peor de todo ello, de ser mitómano, digo, es cuando te tocan los… mitos. Eso jode. “La señal” no es una mala película. De hecho, tiene los ingredientes de esos peliculones que muchos adoramos, pero le falta el toque del chef, el genio, la originalidad, la pasión, el punto, la creación… en fin… está soso.
El detective está bien pero no sabe a nada. “La mujer fatal” es buenecita y sinsorga. La historia es esquemática. La ambientación cruje, porque cientos de sombreros y gabardinas grises no crean la ilusión de una peli de cine negro, solo de que el día amenaza lluvia… La música es muy bonita, eso si. Y luego, lo mejor de todo, está Peretti. Ese sí que es, para mi, el toque maestro de esta peli. El amigo, y socio, del detective es genial. Es un personaje original, auténtico, atractivo, interpretado por un actor lleno de fuerza y personalidad. Él es el auténtico carisma de esa película. El detective susurra, la mujer tiene mala música y él es un detective amargo y sabio en una ciudad de luto y lluvia que habla con letra de tango apache. Un portento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
¡Pobre Darín! Es su sino. No es mal actor y tiene la suerte de tener grandes papeles en tremendas películas, y sin embargo… es soso. También él, como esta película, es como una buena comida pero sin postre rico o sin buen vino. Le falta algo. Y ¡será casualidad! pero siempre le ponen al lado a otro personaje que, literalmente, se lo zampa vivo. En “El hijo de la novia”, Eduardo Blanco era un contrapunto tan tierno y divertido que sus escenas son lo mejor de la película. En “El secreto de sus ojos”, el amigo Francella se convertía, cada vez que aparecía, en el dueño de la película y le robaba todos los planos que compartían. Y en ésta, Peretti, era el sueño eterno de una buena película de cine negro. Entre tener o no tener, si yo fuera una rubia hermosa y perversa, él sería mi halcón maltés al que me gustaría arrastrar hasta el fondo de nuestra perdición… Sin rencores, Ricardo, pero el mejor papel del mundo es ser amigo de Darín…