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España España · Madrid
Voto de paki:
8
Comedia. Drama. Romance Nikander es un conductor de un camión de la basura, que una noche verá como su vida se complica al morirse su compañero de trabajo. Además, se enamora de Ilona, una cajera de un supermercado. Primera entrega de "La trilogía del proletariado" que se compone además de "Ariel" y "La chica de la fábrica de cerillas." (FILMAFFINITY)
17 de septiembre de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé qué pueda ser el paraíso en la ciudad helada donde viven Nikander e Ilona. A lo mejor, es una lavandería para limpiar el uniforme del supermercado de ella, o, quizás, el mono de basurero de él. También puede que sea el bar donde van todas las tardes para tomar unas cervezas o pelearse con el dueño, hasta que los echen a golpes. O la disco cutre donde uno se emborracha hasta caerse, casi siempre solo o sola. O, seguramente, es el restaurante lujoso, caro y selecto, donde nunca les dejarán pasar.

De cualquier forma, Nikander e Ilona parecen seres expulsados del paraíso, si es que eso es un lugar lleno de luz, esperanza y promesas, porque ellos son solo sombras oscuras en una ciudad fría... Ilona y Nikander son dos personas solitarias y abrumadas por esa soledad y por la rutina de una vida rutinaria, triste y sin esperanza, en un lugar tan gris, helado y plomizo que parece muy fácil perder la ilusión o la esperanza, si es que alguna vez la tuvieron.

Nikander parece que no. Es un hombre despojado de todo, incluso de nombre, y huele a tabaco rancio, a cerveza barata, a trabajo sucio y a vida aburrida. No tiene nada que ofrecer a Ilona, que es una mujer desencantada y amargada por mejorar una vida que va de mal en peor.

Hasta aquí es una historia vulgar, narrada en el fin del mundo, como indica su nombre, pero que parece tan cercana como si vivieras a unos pasos de ellos y a mil kilómetros del paraíso. Pero lo extraordinario es que, más allá de esa historia triste de vidas tristes de personas tristes, por las que no apostarías nada, hay esperanza y luz. Y amor. Y, debajo de esos adoquines tan helados y negros, está la playa, o el puerto, o el horizonte... no sé... un lugar, sin reservas de admisión, donde las personas tengan esperanza a pesar de todo y se enamoren estupidamente, sin motivo para nada de todo ello... a lo mejor incluso eso es el auténtico paraíso...
paki
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