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España España · Madrid
Voto de paki:
9
Thriller. Drama Trevor Reznik, un empleado de una fábrica, padece desde hace un año un grave problema de insomnio, un mal que él oculta y que le provoca terribles alucinaciones. Debido a la fatiga se ha deteriorado tanto su salud física como su salud mental. Repelidos por su aspecto físico, sus compañeros de trabajo primero le evitan, y después se volverán contra él cuando uno de ellos pierde un brazo en un accidente en el que Trevor se ve involucrado. (FILMAFFINITY) [+]
31 de agosto de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La culpa es un invento muy poco generoso", dice una de las canciones que más me gustan. Estoy de acuerdo. La culpa es destructiva o consuntiva, como le sucede al protagonista de esta película. La culpa puede devorar y roer a una conciencia que se siente... culpable. Creo que he caído en una reiteración. O en un círculo vicioso. Pero no solo en el lenguaje sino en la idea. ¿Porque me siento culpable?: porque hice algo malo, algo que no he confesado y que hace que tenga la conciencia... culpable... ¡Caramba, otra vez! Debería no haberlo hecho, y, si lo hice, haberlo confesado y haber recibido mi castigo por ello. Tengo miedo a ser castigado por los demás, así que voy a guardar mi error en el fondo del subconsciente, o en la conciencia, o en un cajón, un armario, dentro de mi cabeza cerrado con siete llaves. Lo malo es que la conciencia culpable es gritona, machacona, incansable y más fuerte que uno mismo. Tanto que se apodera de ti y te impide pensar, descansar o, simplemente, vivir... El maquinista lleva un año "devorado" literalmente por la culpa. Sin dormir. Tan agotado física y mentalmente que su vida es una pura alucinación. Vive siempre en ascuas, sin saber si lo que le sucede es real, imaginado, soñado, recordado o, sencillamente alucinado. Su vida son hilachas de sucesos extraños hilvanados por unas manos que no reconoce como suyas. Algo o alguien entra en su casa, en su cabeza y en su vida para desordenarlo todo y volverlo loco. Tiene grabados a fuego imágenes, rostros, lugares, fechas y horas que siente importantes y dolorosas. Tal vez la clave para poder dormir en paz y dejar de vivir su vida de pesadilla, sospechas y paranoias. Pero quizás presiente también que conocer la verdad puede resultar tan insoportable y doloroso que sea mejor refugiarse en el olvido, o incluso en la locura. Sin embargo la culpa y la necesidad de descargarse de ella son mucho más fuertes. Aceptar la verdad, reconocer los errores y asumir los daños cometidos, pagar por ello y perdonarse a uno mismo es la única manera de liberarse de la culpa, ese invento nada generoso que grita cuando todo está en silencio y llega el momento de dormir en paz. Y así debe ser: el que paga, descansa…
paki
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