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España España · Alicante
Voto de Amenofis:
8
Ciencia ficción. Drama Cuando naves extraterrestres comienzan a llegar a la Tierra, los altos mandos militares piden ayuda a una experta lingüista (Amy Adams) para intentar averiguar si los alienígenas vienen en son de paz o suponen una amenaza. Poco a poco la mujer intentará aprender a comunicarse con los extraños invasores, poseedores de un lenguaje propio, para dar con la verdadera y misteriosa razón de la visita extraterrestre... Adaptación del relato ... [+]
27 de noviembre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La llegada (Arrival) es una película que está suscitando incontables reseñas y críticas muy polarizadas entre el público. Mientras que a unos les encanta a otros les parece un fiasco total. Esta diversidad de opiniones quizá es debida a que rompe el molde habitual de la temática ET y la ciencia ficción al uso en cinematografía. El guión escrito por Eric Heisserer está construido sobre un relato que Ted Chiang, autor de literatura fantástica y ficción filosófica, publicó en 1998, titulado “La historia de tu vida”. Se trata de una reflexión intimista, donde Chiang especula sobre la importancia del lenguaje como modulador perceptivo de la realidad y el tiempo. La visita de los ETs la utiliza sólo como una anécdota que, a diferencia de la película, el relato no se toma siquiera en serio. El guionista Heisserer amplia dicha trama incorporando el problema de la falta de entendimiento entre las naciones a la hora de enfrentarnos a los problemas del mundo, algo que Chiang no tiene demasiado en cuenta.
Ya se ha hablado sobre la excelente dirección de Denis Villeneuve, la buena interpretación de los actores principales y la magnífica banda sonora. Voy a centrarme en ciertos detalles curiosos de la historia que cuenta Chiang y que la película desarrolla aún más, pero que no han sido considerados desde cierto inusual punto de vista y que resultan chocantes. Algunos desprecian el hecho de que los ETs tengan el aspecto de pulpos, pues el cine y el mito de los ovnis nos han acostumbrado a pensar que los ETs deben ser antropomorfos. Realmente en esta historia son heptópodos y no octópodos, pero admitamos pulpos como alienígenas visitantes. ¿Cuál es el problema? Antes de que el mito de los aliens tomara el cariz de la fantasía contemporánea, resultaban factibles otras muchas formas, como por ejemplo el monstruoso aspecto que imaginó el maestro de la ciencia ficción, Lovecraft, que también los presentaba de forma pulpesca.
¿Por qué los hipotéticos seres inteligentes de otros mundos tienen que tener una biología adaptada a un medio gaseoso, como es el aire de la atmósfera que respiramos los humanos y los demás seres terrestres, cuando podrían proceder de un medio acuático? Eso es lo que los aliens de la película sugieren ser, unos heptápodos que se muestran a los humanos tras la protección de una pantalla, que bien podría delimitar el margen de un espacio acuoso. Y ahora vienen las comparaciones con la mitología egipcia.
Resulta muy curiosa la coincidencia de que los dioses creadores de las distintas cosmogonías de la época faraónica tengan siempre su origen en un océano celeste, que ellos llamaban Nun. Estos dioses que surgen de las aguas (aunque parezca ser sólo un concepto metafísico) conforman la estructura del mundo, el tejido de la realidad, mediante el infinito poder creador de la palabra. Esto lo copiaría la religión judeocristiana muchos siglos después, cuando en el relato bíblico del génesis leemos que Dios emplea la palabra para que aparezcan los distintos elementos naturales y seres vivos en la creación del mundo. También se afirma que Jesucristo es el Verbo (la Palabra) hecha carne, lo cual no es sino un nuevo plagio de la vieja religión egipcia, ya que en ella los dioses se definían con ese título –dueños de la palabra- pues eran poseedores del poder mágico que estas encierran.
En La Llegada los heptápodos escriben mediante la tinta negra que procede de sus manos pulpescas, en vez de usar herramientas. Dan forma a su lenguaje a través de una extraña grafía incomprensible. También en la mitología egipcia los dioses (sobre todo Thot, el Señor de la Palabra) escribían siempre su sagrado y mágico lenguaje mediante “tinta fresca”. Otro curioso guiño de la película.
¿Es el lenguaje el que ha creado la capa superior del cerebro humano? ¿Es el lenguaje articulado que usa nuestra especie lo que nos hace semejantes a los dioses? ¿Es este lenguaje el que nos permite acceder al pensamiento abstracto y a entender los misterios del universo? En su relato Chiang desarrolla las diferencias entre el lenguaje oral de los ETs y su lenguaje escrito circular, a la hora de estructurar la percepción del tiempo, algo que apenas trata la película. Paralelamente, el dios egipcio Thot, al ser dueño de las palabras divinas, también era quien regulaba el tiempo y por ello controlaba y medía el tiempo de los humanos y de los cielos. Esta relación entre el lenguaje de los ETs y el tiempo es la clave sugerida en la película, pasando la protagonista del tiempo lineal de los humanos al tiempo integral de los dioses.
Otro detalle curioso de La llegada es que en los mitos egipcios de la creación los dioses llegan al mundo terreno mediante un Huevo, que ellos denominan el “huevo cósmico” o capullo cósmico-que aparece entre las tinieblas del mundo virgen primitivo- y de donde tras surgir un dios inicial creador van apareciendo las otras deidades. Y en la película se da la coincidencia de que también los ETs llegan en naves de forma ovoide, o como un hermético capullo o cápsula. Además esas extrañas naves no vienen ni se marchan surcando el espacio sino que emergen a través de vapor de agua o niebla en nuestra realidad -como se muestra al principio y al final en la magnífica fotografía de la película- tal como el huevo cósmico de los dioses egipcios emergía mágicamente entre la bruma de la tierra primigenia.
Según la cosmogonía menfita, los dioses primordiales del universo, la Ogdóada, eran seres que carecían de aspecto humano (cabeza de rana o de serpiente) y habitaban en un medio cósmico acuoso. Luego estos crearon a Ra, del que a su vez surgieron los dioses antropomorfos, aunque siempre mantuvieron formas híbridas con animales. Es curioso que en los grandes templos egipcios existía un amplio patio interior que albergaba una piscina sagrada, la cual simbolizaba el hábitat de esos dioses ancestrales, las aguas oscuras del Nun, aguas ante las que los sacerdotes oficiaban ritos en honor a esos dioses primordiales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Amenofis
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