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España España · RAFAL (ALICANTE)
Voto de CHIRU:
9
Aventuras. Drama Harvey Cheyne (Freddie Bartholomew) es un caprichoso y malcriado niño rico que está haciendo un crucero con su padre. Inesperadamente, cae por la borda del yate y es rescatado por un barco de pesca al mando de un intrépido capitán (Lionel Barrymore). El pesquero tiene que acabar la larga campaña de pesca antes de llevar al chico a tierra firme. Harvey, al principio a regañadientes, conseguirá adaptarse a la dura vida en alta mar gracias ... [+]
7 de marzo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Mi padre me enseñó a ser bueno por dentro, y solo así es como se puede ser bueno por fuera.” Esa es la mejor educación que uno puede recibir de su progenitor, o de quien tenga la suerte de educarle.


La película resulta un serio ataque a los señoritos ricos que, en el período de entreguerras, aparecieron abundantemente en el coloso americano. Nuevos ricos que no sabían adaptarse a su nuevo status. Nos ha pasado recientemente a los españoles, en esos años de prosperidad que ha pasado a denominarse “boom inmobiliario”. Te encontrabas con gente que lo resumía todo en lo material. Asociar un coche de alta gama con una persona ruda e inculta era algo normal. Y no digo yo que no tuvieran (tuviéramos) derecho. Sino que parecía que uno era mejor persona por lo que poseía, y no por los valores que no se veían.

Recuerdo que, cuando conocía a alguien en aquella época, se vanagloriaba del coche, la ropa, o la casa que tenía a la primera. Pero nunca te decían los buenos valores que poseían a la primera. Y vaya si tenían buenos valores. Pero no se valoraban. Conocí a gente que amaba la naturaleza más que nadie en el mundo. No eran cazadores, sino descendientes de una tradición ancestral que aún hoy sobrevive a nuestros días. Sin duda, esos valores se transmitieron de padres a hijos.

Hubo gente que amaba un almuerzo en el sitio más cutre que se pudiera imaginar, con los manjares más huertanos que existieran. Disfrutaban más una parrillada de verduras con vino de la casa, que una mariscada con “Albariño”. Solo había una explicación: lo primero lo vivieron con sus padres.

Incluso, existían aquellos que se citaban con la luna, llenaban su nevera y cogían su caña de pescar y aparejos para enfrentarse a las olas, las algas y el frescor mañanero. No importaba si pescaban o no. Esa experiencia les transportaba a experiencias añejas que se resistían a dejar ir o morir por mucho dinero que llenaran los bolsillos.

Ese el mensaje que nos enseña a todos Manuel. Al final, lo más rico de la película es que consigues olvidar los 30 primeros minutos de vida de lujo. No se sustenta, no tiene fuste, “ni chicha ni limoná”. Donde uno verdaderamente aprende, se educa, se culturiza y se desarrolla es a bordo de esa goleta repleta de hombretones, que quizá no supieran leer o escribir, peor tenían la mejor educación posible: LOS VALORES.
CHIRU
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