Lo que me parece bonito es la obsesión del general Clive, que busca a una mujer y a una chófer, a lo largo de los años, que se parezca a aquella inglesa que dejó en Berlín.

Las elipsis que se utilizan son avanzadas para el tiempo. Mientras que los gags, tal vez pertenecen a los años 30. Después de la guerra, se abolió ese tipo de cine Marxiano.

La película lanza varias moralejas, que cuesta entender. Tilda al ejrcito británico como caballeroso y al alemán como todo lo contrario. Huele a propaganda. Pero justo al final, justifican la maldad de los británicos en esta nueva guerra. Con lo cual propaganda al cuadrado.

La película es un viaje por los conflictos bélicos del imperio británico en los primeros cuarenta años del siglo XX. Se explica la irrupción del nazismo, se critica la candidez de los británicos después de la Gran Guerra, y hay una crítica feroz a decir que los ingleses tardaron 6 años en darse uenta quién era Hitler.

Al final me ha entretenido, y he vuelto a ver los 30 primeros minutos para poder llegar a entenderla en su globalidad.